Con frecuencia los padres que me consultan se ven ofuscados por los pequeños problemas cotidianos. Las rabietas, los enfados, el no saber cómo conseguir que se sienten a la mesa… Siempre que me consultan sobre estos temas viene a mi memoria un artículo que leí hace mucho tiempo y que me gustó mucho. No lo guardé pero lo llevo siempre en la recámara del corazón para no olvidarme de lo que es realmente importante.
Hace años me mandaron este artículo y siempre acudo a él cuando me siento desbordado. No recordaba quién lo escribió ni en qué medio, ni cuándo exactamente. Sólo recordaba que me lo envió mi amiga Marta, aunque ella tampoco recordaba mucho más. Mi amiga Marta tampoco recordaba quién lo había escrito, pero lo he buscado por todos los recovecos de mi memoria y de Google y por fin, he dado con él.
Es un articulo de Pedro Simón titulado “Tu perfecto desorden” publicado en Febrero de 2014. Si por aquel entonces no tenías hijos es muy posible que no lo conozcas, y si en su día lo leíste siendo ya madre o padre te encantará re-leerlo. Espero que a todos los que lo leáis os ayude a tener presente que estos años de criar y educar a nuestros hijos, pueden ser duros…pero sobre todo irrepetiblemente mágicos y hermosos.
TU PERFECTO DESORDEN – Por Pedro Simón
(Publicado originalmente en El Mundo el 10 de Febrero de 2014)
Te tropiezas con un balón de espuma y encuentras un muñeco bajo el sofá. Giras el grifo del lavabo y descubres que anida un pato de goma. Abres la sandwichera y ahí están, achicharrados, tres cromos del Osasuna.
A veces maldigo este caos de casa tumultuosa con niños. Pero sé que algún día maldeciré todo el orden a solas que vendrá después.
Vuestros libros ordenados, pero sin ser abiertos. Vuestras camas hechas, pero frías. Los platos pulcramente recogidos en la alacena, pero sin nadie con quien comer.
Tener hijos y salir a la calle es como llegar a la ceremonia de los Oscar de sobrado con dos estatuillas bajo el brazo, una hora antes de que empiece la entrega de premios: sabes que te los has ganado seguro.
Tener hijos es pisar la acera a las ocho y media con toda la gimnasia hecha: los abdominales del estrés, las flexiones del ‘no se puede’, el pilates del ‘haz lo que debes’, el yoga del ‘aprovecha el tiempo’, los lumbares de la desobediencia y de la sinrazón. En tan solo media hora, mientras te aseas. Así que cuando sales al mundo adulto ya no te acojona nada y todo te preocupa lo justo.
Para convención popular, la que montas un domingo lluvioso en casa con los amigos de tus hijos.
Para dimisión irrevocable, la que te presentan cada día que les pones verduras.
Para exclusiva, la de que el pequeño tiene otra novia y no hace declaraciones.
Para ‘share’, la audiencia que os da mamá durante le cena, siempre con un cuento delante.
Para traición, la mía, que nunca estoy; la vuestra, que habéis preferido la Play a las chapas.
Para problemas laborales, los que me da esa ortografía en huelga y sin servicios mínimos.
Para inflación, la de los besos de Martín, que cada vez los vende más caros.
Para crisis, la que acontece cuando se acaba el verano.
Me lo enseñó una tarde mi abuela, que lo llevaba escrito en un marcapáginas y leía una novela de Capote, eso de que los legados más importantes que los padres y las madres pueden dejarles a sus hijos son dos: uno son las raíces; el otro, las alas.
Algún día regresaré a casa tarde a causa del trabajo (o de la falta del mismo). Abriré la puerta del salón y todo estará en orden. Será que habéis volado, vaya. Entonces echaré en falta la felicidad que era este perfecto desorden.
Pedro Simón.
Precioso, verdad? No quiero ni imaginar el día en que ese desorden no sea parte de nuestra casa. Creo que todas las generaciones de padres y madres, una tras otra, deberían leerlo. Si por mi fuera metería una copia en cada paquete de pañales, para que no se nos olvide que el desorden, los llantos, los mocos, los pañales son una parte indisociable de la felicidad que aportan los niños.
Por Álvaro Bilbao. Autor de El cerebro del niño explicado a los padres.
Me encantó, gracias por compartirlo
ME GUSTARIA SABER Y LEER MAS DE TUS PUBLICACIONES
Mi hija que tiene dos años recién cumplido nos está dando las tardes/noches con unas rabietas de llantos y gritos mortales. Puede ser q un día me acuerde de esto, pero ahora hay veces q maldigo el día w busque el segundo…..jjjjj
Precioso, cierto y triste a la vez, ojalá esté desorden no se acabase nunca, solo de imaginar el día que respire silencio, me hace soltar alguna lágrima.
El bello de punta,la vida pasa tan rápido y llevamos tanto estrés que no nos da tiempo a valorar la felicidad que dan los niños.
Muchas gracias te leo siempre,saludos de una mama divorciada con un hijo autista y una niña que tiene que aceptar el divorcio e intentar comprender a su hermano.A veces la vida me desborda.
Un saludo.
Tengo un bebe de 3 años. Pero aveces me da impaciencia. Luego respiro y recuerdo es que esto no es para siempre. Y se me pasa.
Me ha encantado y es una gran verdad, a veces deseas volver a la tranquilidad y el orden pero si eso vuelve quiere decir que esos personajillos a los que tanto quiero han volado del nido y solo de pensarlo lloro. Los amamos a pesar del desorden, los gritos, etc, ya que también nos Dan alegrías, risas, buenos momentos y valores muchos valores
Gracias por compartir.
Que sería de mi vida sin los hijos (pequeños o adultos), el caos o desorden ocacionado por juegos propios de su edad, no son nada comparado a la felicidad que trajeron a mi vida (rabia, a veces llanto, tristeza y sobre todo felicidad ) a todo eso le llamo vivir la vida.
Te lo he oído decir en alguna ocasión, y como siempre gracias por recordármelo.