¿Qué crees que es más tierno? ¿Un recién nacido, un niño o una magdalena?

Nuestro hijo de 3 años se alegró mucho del nacimiento de su primera hermanita. Le habíamos hablado mucho de ella y le gustaba recostarse y hablar a su hermanita cuando estaba en la tripita de su mamá.

Cuando se conocieron enseguida decidió sostenerla en brazos y le encantaba mirarla y jugar con ella. No tuvo celos, aunque quizás se mostraba algo más callado que de costumbre.

Una semana después del parto, estaba desayunando unas magdalenas con él cuando de repente se puso a sollozar.

– “¿Qué te pasa?” – Le dije

– “Que me he hecho daño…” – Me respondió llorando…

No le había pasado nada. Ni se había dado un golpe ni había nada sobre la mesa con lo que se pudiera haber hecho daño..así que muy sorprendido..le pregunté…

-“¿Con qué te has hecho daño, Diego??”

Y él, muy compungido me respondió entre sollozos…

-“…Me he hecho daño con la magdalena…”

¿¿¿¿Se puede ser más tierno?????

Me acerqué hasta él, lo tomé en brazos y le puse a desayunar sobre mis rodillas para que me sintiera muy cerquita. A veces, cuando nace un hermanito, los niños no saben lo que les pasa. Sólo están más sensibles, más tiernos. Pasar tiempo a su lado y estar atentos a las señales ayuda mucho a entenderlos.

Por Alvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres“

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