Respeto es una palabra grande aunque hay que empezar a aprenderla cuando somos pequeños. El respeto es una de las cosas más importantes que puedes enseñar a un niño. Es una cualidad que dice mucho acerca de cómo es capaz de tratar a los demás. Es una herramienta imprescindible en nuestra vida cotidiana porque nos permite relacionarnos con los demás de una forma que no les haga sentir amenazado. Es en todos los sentidos una regla del juego social y, cuanto mejor la manejen tus hijos mejores resultados tendrán en su vida profesional, en su vida afectiva y su vida social.
Respeto quiere decir saber tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros mismos.
Aunque todas estas son razones importantes lo que para mi hace que sea una cualidad imprescindible en la educación es que la educación en el respeto se traduce en los niños en amor propio y respeto por ellos mismos. Cuando el niño ve respeto en sus padres, en sus maestros y siente respeto en sus relaciones acaba desarrollando respeto por sí mismo y esa será una cualidad que le acompañará toda la vida. Respeto quiere decir saber tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros mismos. De nada sirve tratar a los demás con consideración si no somos capaces de tratarnos a nosotros mismos con la misma consideración.
Cuáles son las claves para enseñar a los hijos respeto
1. Trátalos con respeto
Para que un niño aprenda respeto el primer paso es sentir respeto por parte de sus padres. Respeto no quiere decir aceptar todo lo que el niño nos diga. Habrá momentos en los que los padres tendremos que delimitar tiempos o comportamientos y poner normas. Respeto quiere decir que trataremos de poner esos límites y normas con calma. Respeto también es entender que en algunas ocasiones esas normas y límites pueden hacer que se frustren y comprender que es normal que muestren su rabia o enfado. No sientas culpa, símplemente permite que experimenten sus propias emociones sin recriminarlos.
La verdad es que a muchos padres les cuesta comprender estas diferencias y saber como actuar de forma respetuosa en situaciones difíciles como las rabietas o los enfados por la sencilla razón de que sus padres les trataron con rudeza en esas situaciones. La educación en positivo te puede ofrecer muchas herramientas prácticas que te ayudarán a gestionar estas situaciones de forma positiva.
2. Respeta vuestra diferencias
Respeto también es reconocer que hay veces que los padres nos equivocamos. Respeto es saber que el niño tiene el mismo derecho que tú a tomar sus propias decisiones y que no debemos imponer nuestro criterio salvo que tenga un fin educativo. Variar el menú y no dejar comer al niño todos los días patatas fritas tiene, desde mi punto de vista un fin educativo, imponer que debe llevar unas zapatillas blancas en lugar de negras posiblemente no lo tenga, a menos que haya una razón de peso para ello. Educa cuando tengas que educar y deja libertad al niño cuando sean decisiones que sólo le atañen a él o ella.
3. Cumple tu palabra
Un aspecto muy importante del respeto es hacer honor a los pactos y los tratos. No se trata de ser rígidos o demasiado exigentes. Se trata símplemente de entender que cuando damos nuestra palabra, cuando adquirimos un compromiso o llegamos a un acuerdo la otra persona cuenta con que nosotros cumpliremos nuestra parte del trato. En realidad todos los planes y tratos pueden cancelarse si hay un motivo justificado; sólo hace falta que expliquemos a la otra persona los motivos que hicieron el cambio de planes o conversemos con él o ella para aplazar el plan o llegar a un nuevo acuerdo. Estoy seguro de que a tí te gusta que te traten así, por lo que si quieres que tus hijos aprendan respeto sería bueno que trataras tus acuerdos con ellos de la misma forma.
Cuando adquirimos un compromiso o llegamos a un acuerdo la otra persona espera que nosotros cumplamos nuestra parte del trato
4. Trata bien a los demás
Demuestra educación y consideración con los demás. De poco sirve que trates a tus hijos de forma educada si observan que faltas al respeto a tu pareja o a una persona que te está atendiendo en un restaurante. A diferencia de otros aprendizajes como chutar el balón o comer con los codos fuera de la mesa el respeto no se aprende por una repetición de acciones sino que es un valor que se interioriza observando la importancia que nuestros padres le dan en su vida cotidiana.
5. Hazte respetar
Este es uno de los 6 errores más frecuentes en los padres que ponen mucho interés en educar a sus hijos con respeto. Se muestran respetuosos con las personas de la calle, se muestran respetuosos con su pareja y por supuesto se muestran respetuosos con el niño en ocasiones hasta el punto que no son capaces de poner límites y mostrarse firmes cuando sus hijos les faltan al respeto. Muchas veces todo ese cuidado y consideración que ponen con sus hijos, respetando sus intereses, sus deseos, sus necesidades y sus sentimientos contrasta con el poco cuidado y consideración que piden para ellos mismos. Como siempre suelo decir a los padres que me piden ayuda en casos de falta de respeto: “Si te muestras considerado con tus hijos pero aceptas malas palabras o gestos de ellos…no les estás enseñando respeto en absoluto”. Se que a veces puede resultar difícil no perder los nervios o saber como actuar cuando un niño nos insulta, se enfada o nos pega. Puedes comenzar a aprender aquí.
Como puedes ver el respeto es una cualidad muy importante que todos los padres deben enseñar a sus hijos. Empieza por ser considerado con ellos para que ellos sean considerados contigo y no olvides que lo más importante es que ellos entiendan que “respeto” no es sólo una palabra sino la manera en la que tratamos y queremos ser tratados por los demás. Si os digo la verdad me suele dar mucha pena cuando conozco a un niño que es señalado por sus padres, abuelos o profesores como grosero o un diablo. En mi experiencia la inmensa mayoría de los niños se vuelven más tranquilos y amorosos cuando están con adultos que saben escucharlos, tenerlos en cuenta y hacerse respetar de forma positiva.
Por Álvaro Bilbao. Autor de El cerebro del niño explicado a los padres.