Disciplina positiva para niños que pegan

Niño pega positiva

Cuando un niño pega sus padres suelen estar muy preocupados. Esta es una buena señal porque indica que, como padres, estáis preocupados por el bienestar de vuestro hijo. Pegar, especialmente en la primera infancia, es algo totalmente normal, aunque también es normal y positivo que los padres busquen soluciones para ayudar al niño a reducir tanto su frustración como cambiar la manera de expresarla. La disciplina positiva en niños que pegan ayuda a los padres a comprender mejor a sus hijos y a educarlos desde una perspectiva firme y tranquila al mismo tiempo.

En este post os voy a explicar:

  • Por qué pegan los niños
  • Por qué es importante enseñar al niño que pega a expresarse de otra forma
  • Cómo desde la educación positiva podemos ayudar al niño que pega

¿Por qué pegan los niños?

Pegar es un comportamiento totalmente normal (y lógico) en la primera infancia. Imagina que tienes un añito y medio y otro niño de la escuela infantil te quita un juguete. Resulta normal intentar recuperar el juguete por la fuerza, tirando de él o incluso pegando porque con esa edad el niño no puede hablar bien. Los psicólogos diríamos que el niño de esa edad no tiene recursos lingüísticos para defender lo que es suyo.

Otro motivo por el cual los niños pegan tiene que ver con su capacidad para gestionar la frustración. En este sentido es frecuente que un niño al que se le prohíbe hacer algo fruto de la rabia y la frustración demuestre su agresividad con un golpe hacia un amiguito, hermano o incluso hacia sus propios padres. Tanto en el primer caso como en el segundo debemos entender que es bueno y positivo que los niños peleen por lo que quieren e incluso expresen su rabia. La labor de los padres es velar porque aprendan a hacerlo de una forma que no haga daño a los demás.

¿Cuándo es normal que los niño peguen?

Pegar o golpear a otros niños es un comportamiento más frecuente en aquellos niños que:

  • Son muy pequeños y no tienen todavía desarrollado el lenguaje
  • Tienen dificultades lingüísticas (y por lo tanto no se saben expresar)
  • Tienen padres que les hablan en distintos idiomas (y tardan más en desarrollar el lenguaje)
  • Les cuesta trabajo comprender límites y normas
  • Son más impulsivos

Los niños que pegan no son malos

Los niños que pegan no son malos niños ni deben de ser criminalizados por los profesores, los propios padres o los padres de otros niños. Como hemos explicado anteriormente son niños que simplemente tienen dificultad para expresarse con palabras o regular la expresión de sus enfados de formas más civilizadas. Precisamente por eso la labor de los padres es tan importante; porque son ellos los que mejor pueden enseñarle las normas sociales.

¿Por qué es importante enseñar a los niños que pegar no es bueno?

Desde la educación positiva ponemos mucho énfasis en el respeto y el cuidado del niño. Para nosotros el bienestar del niño ocurre cuando ese niño crece en un entorno de amor y respeto, tanto para él como para los demás.

Entendemos que las agresiones y otras expresiones de rabia y violencia son naturales y precisamente por eso ayudamos al niño a que puedan expresarlas de una forma positiva, sin recriminar, amenazar o castigar.

Si pegar es algo tan natural ¿Por qué nos preocupa que nuestro hijo pegue?

Esta es una buena pregunta. La realidad es que pegar es algo totalmente natural para los niños y también para los adultos. A mi me ha ocurrido en más de una ocasión que he tenido ganas de pegar a alguien que casi me golpea con su coche o que estaba tratando mal a un niño.

El instinto de agresión y protección es un instinto totalmente natural y humano. Sin embargo, la mayoría de personas (si no todas) hemos decidido vivir en sociedad y en nuestra sociedad se han establecido una serie de normas que dicen que no podemos conseguir lo que queremos pegando. En este sentido es importante que enseñes a tus hijos que nuestra sociedad no acepta bien las agresiones.

Tu primera misión es proteger a tu hijo

Una de las primeras cosas que explico a los padres que se forman conmigo en educación positiva, es que su primera misión es proteger a su hijo. No van a dejar que cruce la calle solo porque le podrían atropellar. Tampoco dejarían a su hijo solo en un centro comercial porque se asustaría e incluso lo podrían secuestrar.

De la misma manera cuando ayudamos a un niño a entender que no puede pegar y le ayudamos a desarrollar otras estrategias le estamos protegiendo porque hacer daño a los demás es algo que terminará provocando rechazo o daño por parte de los demás hacia nuestros hijos.

¿Cómo ayudar usando la Disciplina positiva a niños que pegan?

Para todos los que nos dedicamos a la educación en positivo una labor muy importante es equilibrar la naturaleza del niño con las normas que todos debemos aprender. Por eso es importante entender las necesidades y emociones del niño y conjugarlas con sus necesidades de vivir en sociedad.

Entender su momento evolutivo es importante.

No es lo mismo estar hablando de un bebé de apenas 12 o 14 meses que pega de una forma totalmente instintiva que de un niño de 3 ó 4 años que ya puede comprender un poquito más y tiene mayor capacidad de autocontrol.

A continuación, os ofrezco una serie de puntos usando la disciplina positiva en niños que pegan.

Poner límites

Los límites son muy importantes especialmente durante los primeros 3 – 4 años de vida porque sirven para proteger al niño que no entiende o no tiene capacidad de decisión.

De la misma manera que o dejas que tu hijo de 3 años se asome por la ventanilla del coche mientras conduces porque no tiene autocontrol o no dejas que tu hija de dos años se acerque a un perro que está gruñendo porque no entiende que implican esos gruñidos, también es importante que estés pendiente de tu hijo cuando se encuentra en entornos en los que es probable que pegue a otros niños.

¿Cómo lo hacemos?

Por ejemplo si tu hijo pega cuando está en sitios con muchos ruidos, juguetes y niños (por ejemplo en una fiesta de cumpleaños) parte de tu trabajo está en ayudarle cuando vemos que está cansado u otro niño le está quitando un juguete. En algunos momentos puede ser incluso bueno que saque su genio y se defienda (si está siendo agredido) pero si ocurre con demasiada frecuencia podemos ayudarle, simplemente.

Explicar el por qué de las cosas

Una parte muy importante de la disciplina positiva consiste en hacer partícipe al niño, en la medida de lo posible, del por qué de las cosas. Cuando son pequeños (2 o 3 años) todavía no son capaces de entender este tipo de razonamiento ni ponerse en el lugar de los demás, pero poco a poco y con práctica este tipo de explicaciones ayudarán al niño ir desarrollando su empatía y la sensibilidad por las necesidades y derechos de los demás.

¿Cómo lo hacemos?

Si nuestro hijo ha pegado a un amiguito es importante que le ayudemos a entender cómo se puede sentir ese amiguito. Si nos ha pegado a nosotros es importante que le ayudemos a entender que nosotros no nos sentimos bien cuando nos pega. A pesar de que este punto es importante, siempre me gusta explicar que, en la medida de lo posible (al menos en este tema concreto de pegar) las explicaciones deben ser un complemento a los límites.

Evitar los gritos

Es totalmente normal y humano gritar cuando estamos al cargo de niños pequeños. En parte es algo que aprendimos de nuestros padres y en parte es un instinto natural cuando estamos frustrados o sentimos que hay algún peligro para nosotros o nuestros hijos. Sin embargo, y aunque es importante que no te sientas culpable si se te escapa un grito de vez en cuando, desde la educación en positivo intentamos ayudar a los padres a educar sin gritos ni castigos.

La razón principal es que creemos que todos los seres humanos merecemos el mismo respeto (ya sean niños, adultos o ancianos) y, la realidad es que cuando faltamos a ese respeto a nuestros hijos se sienten muy asustados, frustrados, impotentes y culpables.

En el caso de los niños que pegan hay una razón más que hace que evitar los gritos sea muy importante; cuando gritamos a un niño que está nervioso o frustrado provocamos que su nivel de nerviosismo aumente. Esto hará que la próxima vez que esté en una situación frustrante similar a la que hizo que pegara a otro niño se ponga más nervioso y actúe de forma impulsiva pegando al otro niño.

Pongamos un ejemplo:

Imagínate que Rodrigo ha pegado a su hermana porque ésta le ha molestado mientras él estaba jugando con su camión favorito. En ese momento nosotros aparecemos e intervenimos pegando un grito por lo que ese grito se quedará grabado en su cerebro. Después del grito recapacitas y le explicas con mucho cariño que no debe pegar a otros niños.

Ahora imagínate que al día siguiente en la escuela un niño molesta a Rodrigo cuando está jugando con su dinosaurio favorito. En ese momento su cerebro recordará el grito, se pondrá nervioso y la probabilidad de que actúe impulsivamente será mayor. No recordará hasta que haya pasado el incidente la frase tan bonita que le dijiste “No vamos a pegar a otros niños”.

¿Cómo lo hacemos?

Recuerda que el objetivo de la educación en positivo es ayudar a los padres a educar a sus hijos sin amenazas, gritos ni castigos, no tanto porque no funcionen sino, sobre todo, porque creemos que todos los niños merecen ser tratados con cuidado, amor y respeto. Una de las claves para educar en positivo es cambiar el chip. Puedes encontrar explicaciones y ejercicios que te ayudarán a cambiar tu punto de vista e interiorizar el respeto en cualquiera de los cursos de disciplina positiva o también lo puedes hacer Online desde aquí.

Evitar los castigos

Desde la disciplina positiva evitamos los castigos en todas las situaciones pero especialmente cuando un niño pega. La razón es muy sencilla, cientos de estudios han demostrado que los castigos no son efectivos para enseñar a los niños. De hecho, cuanto más castigamos a los niños peor se comportan como demuestra este estudio.

Por otra parte es importante que entendamos que cuando castigamos a un niño estamos incrementando su nivel de malestar, frustración y rabia y, por tanto, aumentando las probabilidades de que ese niño tenga respuestas de rabia. Pero ojo, no castigar no significa no hacer nada. De hecho precisamente no hacer nada por miedo a los castigos es uno de los 6 errores más frecuentes de los padres que quieren educar en positivo.

¿Cómo lo hacemos?

Utilizando alternativas a los castigos en especial estrategias positivas, como la técnica del disco rayado o aprendiendo a poner límites de forma efectiva. La verdad es que muchos padres se sienten desarmados cuando se plantean educar sin gritos ni castigos pero la ciencia ha demostrado que es más efectivo y que tiene muchos beneficios para los niños.

Ser consistentes

Una de las claves más importantes para que los niños aprendan los límites es que los padres seamos consistentes. Esto quiere decir dos cosas. En primer lugar que los límites se pongan siempre o casi siempre. De poco sirve que estemos atentos cuando uno de nuestros hijos pega a su hermano si, un momento más tarde no le damos ninguna importancia.

La segunda clave es que los límites sean cuidados por todos los adultos implicados. De poco sirve que los profesores sean firmes para evitar las agresiones si, cuando salimos de la escuela y vamos al parque o estamos en casa con otros hermanos no seguimos las pautas. La consistencia es importante.

¿Cómo lo hacemos?

Suele ser importante identificar momentos clave (por ejemplo, al final de la tarde) o situaciones clave (por ejemplo cumpleaños o rato de parque) para estar más atentos al estado emocional del niño. También suele ayudar mucho tener una frase ensayada por todos los adultos implicados que podamos decir al niño cuando pegue a otro niño como por ejemplo “No, Alvaro. No pegamos a otros niños”.

De ahí la importancia de la Disciplina positiva para niños que pegan.

3 comentarios de “Disciplina positiva para niños que pegan

  1. Ines dice:

    A mi niño de 4 años le pasa eso exactamente eso,cuando se siente atacado pega,tolera mal la frustración,ya nose que hacer,por más que le explicamos y le decimos.

  2. Johana dice:

    Mi hijo de 4 años juega fuerte no mide hasta donde puede jugar, quita los juguetes, a el le pegan no se defiende
    Y cuando se frustra hace berrinches llorando, se lo ha hablado y no se en que falle como madre pq no me hace caso

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