Por qué me gusta salir con mis hijos a tomar un helado

Muchas veces leo o escucho acerca de lo malos que son los dulces y las grasas saturadas para los niños. Y no hay duda de que es cierto. No son buenas para los niños. 

En casa intentamos esquivar esos productos en los desayunos, postres y meriendas de toda la familia. En realidad los esquivamos en el supermercado, porque es donde se toman las decisiones que luego tienen un impacto sobre la nutrición de la familia. 

Pero todos los años, en verano, hacemos una excepción

¡los helados!

Hay muchas razones por las que se un psicólogo como yo puede estar a favor de que los niños tomen helados.

– Podría decirte que es porque el verano es una época para que los niños disfruten.

– Podría decirte también que es bueno que de vez en cuando los padres relajemos las normas.

– Podría decirte también que los niños a los que se les prohíbe de forma tajante los dulces se obsesionan con comerlos cuando son adolescentes y a veces siguen obsesionados con ellos cuando son adultos….

Son buenas razones…

…pero no es la razón por la que dejamos a nuestros hijos comer más helados en verano.

La verdadera razón tiene que ver con este señor. 

Alastair

 

Su nombre es Alastair McAlpine y es un pediatra que trabaja ofreciendo cuidados paliativos para niños y adolescentes con enfermedades terminales. No tiene un trabajo fácil, pero es un trabajo bonito. Ayuda a los niños a sufrir menos, les hace sentirse acompañados  y cuidados, es capaz de ayudarles a sacar una sonrisa cuando más lo necesitan y ofrece escucha y consuelo a sus padres para que puedan dar lo mejor de sí a sus hijos

Un buen día el Dr. McAlpine decidió realizar un trabajo sobre la experiencia de estos niños en los momentos cercanos a su muerte. Quería saber cómo percibían su vida y, si de alguna manera sentían que la vida merecía la pena, a pesar del sufrimiento y la cercanía de su muerte. Así que elaboró una lista de actividades y pidió que eligieran cinco actividades, cinco cosas que hubieran hecho y que, desde su punto de vista, hicieran que la vida mereciera la pena. Cuando fue preguntado en distintas entrevistas el Dr. Alastair McAlpine explicó los resultados de esta particular encuesta. 

 

“De entre más de 100 niños entrevistados ninguno me ha respondido:

-Ver la televisión

-Mirar Youtube

-Ver Facebook

-Discutir o pelear

-Estar en el Hospital….

 

….Algunos respondieron

Jugar al fútbol o video juegos

 

….Muchos respondieron

-Estar con amigos

-Estar con su mascota

– Que sus padres les leyeran cuentos

 

Pero TODOS los niños a los que pregunté incluyeron estas dos cosas entre las cosas que hacían que mereciera la pena vivir:

  1. – Pasar tiempo con su familia
  2. – Los helados del verano

Me gusta pensar en esta entrevista y compartirla con otros padres porque me ayuda a recordar que es importante hacer más de las cosas que hacen que la vida valga la pena.  

No se si a ti te pasará lo mismo, pero desde que conocí esta historia siempre estoy dispuesto a dar un paseo con mis hijos para que puedan disfrutar de un rato en familia y de un buen helado

Un comentario de “Por qué me gusta salir con mis hijos a tomar un helado

  1. Papá triste dice:

    Para los niños los helados es una de las cosas por las que merece la pena vivir, como para el alcohólico su copita de vino. (por ahí se empieza y como nadie lo frene o ponga límites luego llegan las enfermedades). Un niño se vuelve adicto al azúcar fácilmente sin límites.

    Evidentemente, personas cómo tú que tienen claro los límites no pasa nada por algún helado de más (que no quiere decir que sea bueno, pero la sociedad y los que “mandan” nos manipulan tanto que no tenemos elección), pero el problema es que para la mayoría ir abriendo la mano en “el azúcar que sabemos que no debemos tomar” y juntándose con “el azúcar que tomamos, pero que no sabemos” es una suma que produce “la bomba” y enfermedades.

    Esas respuestas lo que debería hacer es tomar conciencia de hasta dónde el adulto “deja pasar” algo tan importante como la salud de su hijo por la inmensa manipulación social y de marketing.

    Mi hijo toma “algún helado”, pero hay que tener claro que es auténtico veneno (junto con otros muchísimos productos “para niños” con los que logran la adicción del adulto).

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