Es muy habitual que los papás más preocupados por la educación de sus hijos me pregunten por qué tipo de escuela deben elegir para la educación infantil de sus hijos. En este tema hay auténticos expertos que han leído todo lo que hay que leer sobre distintos métodos de educación de los más pequeños.
Las preguntas de padres y madres que nada tienen que ver con el mundo de la psicología, pedagogía neurociencia o educación a veces me dejan asombrado. ¿Es mejor una escuela Waldorf o Montessori? ¿Elijo una escuela basada en pedagogía finlandesa o una escuela que está un poco más lejos de casa pero que trabaja con el método Doman?.
Con frecuencia la cosa se pone personal y los padres quieren saber a qué tipo de escuela he llevado yo a mis hijos.
Existe una cierta tendencia que emerge en Estados Unidos pero que se extiende por todos los rincones del mundo occidental hacia academizar las escuelas infantiles. Se introducen todo tipo de actividades de estimulación como la musicoterapia, estimulación sensorial y motriz, matemáticas adelantadas o la introducción de varios idiomas en el aula.
Muchos de estos programas introducen varios periodos de formación reglada en el propio aula, es decir que hay una hora de música, otra hora de “matemáticas”, otra hora de idiomas y así sucesivamente a lo largo del día. Ayer escuché en la radio un anuncio de una escuela infantil que utilizaba métodos científicos para aumentar la inteligencia de los más pequeños.
A muchos padres les deslumbra este tipo de programas porque están bien estructurados y cubren áreas que parecen importantes para el desarrollo académico del niño. Sin embargo las investigaciones científicas indican que este tipo de estrategias no son las más acertadas para estimular el desarrollo intelectual del niño.
La razón es muy sencilla; el cerebro del niño no aprende bien en un formato académico y sí lo hace bien en un formato más orientado hacia el juego y la interacción lúdica con los adultos.
Por poner sólo un ejemplo, os cuento una investigación realizada por la Universidad Johns Hopkins.
Los investigadores dividieron a 70 niños de 4 y 5 años de edad en 3 grupos. Al primer grupo de niños les explicaron aspectos sobre distintas figuras geométricas en dos clases bien estructuradas.
Al segundo grupo de niños les ofrecieron jugar libremente con este tipo de figuras. Al tercer grupo le dejaron que jugaran con las figuras y, puntualmente, los adultos les explicaban alguna cosa, siempre dentro del juego del niño.
Este último grupo el que se denomina “juego guiado” fue el que una semana más tarde recordaba más información (nombres y características) de las distintas figuras geométricas. Los otros dos grupos (el de juego totalmente libre y el de formación estructurada) a
Casi todas las investigaciones coinciden en que los programas estructurados que prometen crear genios, no son muy eficaces, simplemente porque el cerebro del niño aprende a través del juego poco estructurado más que a través de actividades programadas.
Es más distintos estudios revelan que los niños que participan en programas academizados demuestran peor vínculo con la escuela y disposición hacia el aprendizaje cuando están en el ciclo de primaria.
Según parece estos niños que tienen una primera interacción escolar demasiado académica (aunque esté plagada de actividades potencialmente estimulantes como la música, el chino, la aritmética o la lengua) desarrollan cierta aversión o hartazgo hacia el mundo escolar.
De hecho algunos estudios indican que los niños que no pudieron entrar en estas “escuelas de genios” se quedaron en la lista de espera y tuvieron que quedarse en casa o ir a escuelas más sencillas, rindieron mejor que los que sí fueron seleccionados. Interesante, ¿verdad?
Por otra parte, hay muchas investigaciones interesantes que hablan de lo que realmente hace que una escuela infantil tenga un impacto positivo a la hora de favorecer un mayor desarrollo intelectual del niño desde el año de vida hasta los 6 años. No he querido hacer un artículo muy largo, pero si he preparado esta tabla con las características que a mi juicio, y después de haber leído muchos artículos, son más importantes a la hora de decidir.
7 consejos para elegir escuela infantil
1. Calidez
Cuando llevas a un niño menor de 6 años a un lugar que no es su casa lo más más importante es que esté al cuidado de personas que sean cariñosas y sensibles a sus necesidades.
No hay nada más importante que eso y por tanto un buen factor para tomar una buena decisión sobre la escuela es que en la entrevista los profesores se muestren cálidos y cercanos, creen un ambiente positivo y están abiertos a vuestras preguntas. Lo ideal en este sentido es estar en casa, pero no siempre se puede, así que elegir una escuela infantil que ofrezca calidez y seguridad contribuirá a que tu hijo desarrolle confianza y autoestima.
2. Familiaridad con vocabulario y lectura
Uno de los factores más importantes de éxito académico a lo largo de la vida escolar tiene que ver con el vocabulario y la capacidad de lectoescritura. Enseñar a leer a los niños temprano, antes de los 5 o incluso 6 años no es una estrategia que ayude, sino más bien al contrario.
Sin embargo, leerles muchos cuentos y contagiar en ellos el amor por la lectura es fundamental y numerosos estudios así lo recogen. Por lo tanto una buena estrategia es fijarse si en el aula hay abundantes libros y cuentos infantiles y que el profesor os comente que la lectura de cuentos es una rutina importante dentro del horario. Así estaréis apoyando el desarrollo de las habilidades lingüísticas que tienen un enorme peso en el desarrollo académico durante toda la vida escolar.
3. Espacios diferenciados
Los niños pequeños aprenden muy bien contextualizando. Esto quiere decir que se sienten más cómodos y aprenden más rápido si en distintos espacios se aprenden distintas cosas. No hace falta que en la escuela infantil tengan aulas distintas para cada actividad (que podría estar bien), sino que además del comedor, el patio y el propio aula, este último espacio tenga distintos “rincones” en el que el niño encuentre muñecos, cuentos, o material de estimulación. Así el niño será más autónomo a la hora de aprovechar su tiempo.
4. El niño se siente seguro en el aula y con el profesor
A veces es imposible testar esta premisa antes de comenzar el curso, sin embargo podemos intentarlo. Podemos acudir con nuestro hijo a la primera reunión y dejar que curiosee por ahí. Al niño le servirá para ir tomando confianza con el lugar (porque lo exploró estando vosotros presentes) y a vosotros os puede ayudar a imaginar como de seguro se puede sentir el niño en ese espacio concreto.
5. Tiempo libre
La panacea del desarrollo en niños pequeños no es tener un montón de actividades programadas sino todo lo contrario. Es importante que el niño tenga actividades programadas, pero casi más importante es que tenga muchos ratos libres para jugar y explorar. Por lo tanto una buena estrategia para saber que llevamos a nuestro hijo a una escuela positiva para su desarrollo es conocer que el niño tendrá abundante tiempo dentro y fuera del aula para el juego libre. Así sabréis que va a poder ejercitar su autonomía y confianza.
6. Normas en el aula
Hablar de normas justo después de explicar el tema de la libertad es un rollo. Sin embargo, es tan importante como lo primero. Comenzar a introducir rutinas y normas adaptadas a la edad, contribuye a una mejor adaptación en la primaria y en la vida en general. Así que un buen indicador de que estará con un buen maestro es que os hable de rutinas y unas poquitas normas dentro del aula.
De esta manera, sabréis que el niño irá desarrollando poco a poco su capacidad para resolver problemas dentro de unas normas de sentido común y su capacidad de autocontrol (algo que los padres suelen agradecer toda la vida).
7. El profe quiere que el niño disfrute
Hay muchos programas de escuelas infantiles que prometen a los padres, bilingüismo, trilingüismo y toda suerte de habilidades académicas y artísticas.
La realidad es que lo que más predice la implicación y adaptación de un niño a la escuela es que tenga un buen vínculo con su entorno educativo, y de hecho los niños que comienzan demasiado pronto o con demasiada intensidad en actividades “academizadas” pueden desarrollar un rechazo por el entorno escolar.
En este sentido le segunda mejor señal (después de la calidez) de que una escuela será positiva para vuestro hijo es que allí se prime el que el niño esté a gusto y disfrute. Es muy importante que el profesor os explique, más allá del programa pedagógico que lo que quiere de cada niño es que juegue, experimente y, en definitiva que cada día esté lleno de experiencias de aprendizaje y disfrute!!
Como ves saber unas pocas cosas acerca del cerebro de los niños, como aprenden y qué necesitan ayuda mucho a los padres a tomar buenas decisiones en su día a día.
Cuando los padres me preguntan qué escuela infantil he elegido para mis hijos la respuesta es sencilla. Sabiendo lo que sé sobre el cerebro de los niños a muchos les sorprende que no haya elegido una escuela de pedagogía Finlandesa, ni Montessori, ni Waldorff (no es que tenga nada en contra de esas pedagogías).
Tampoco una que promete que los niños acabarán el ciclo de infantil sabiendo dos idiomas y tocando el violín (no creo en el modelo de niño genio, ni quiero que una instrucción demasiado orientada a logros provoque que detesten la escuela para cuando tengan 6 años). Por eso, elegimos llevar a nuestros hijos a la escuela que está más cerca de nuestra casa. Es una escuela pública y la elegimos dos motivos.
En primer lugar porque después de visitarla nos dio una sensación positiva. Los profesores se mostraban cercanos con los niños, el aula tenía espacio, juguetes y un patio para que los niños pudieran sentirse a gusto y explorar con libertad y también abundantes libros.
En segundo lugar porque la cercanía nos permitía llevarles caminando y pasar el máximo tiempo con ellos antes y después del cole, algo posiblemente más importante que el cole en cuestión.
Intentamos enriquecer el mundo de nuestros hijos cada día a través de conversaciones significativas, juego libre y juego guiado, interviniendo cuando vemos que hay emociones que les cuesta manejar y poniendo normas con las que los niños puedan aprender. Además utilizo todos mis trucos de neuropsicólogo para ayudarles a desarrollar su memoria, concentración o autocontrol siempre a través del juego y de nuestra vida cotidiana.
Por Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres”
Hola buenas noches.
Os escribo porque como madre de un niño que está en el último curso del primer ciclo de ed.infantil estoy interesada en que el próximo curso acuda a un colegio que trabaje la disciplina positiva y la inteligencia emocional.
Vivimos en Coslada ( Madrid). Podríais recomendarme alguno. Estoy buscando pero no encuentro nada al respecto.
A la espera de sus noticias, reciban un cordial saludo
Querida Cristina:
Lo siento mucho. Nos escriben de toodas los países y ciudades de España y latnoamerica, pero no conocemos todos los coles.. La verdad es que no te podemos ayudar con esa pregunta. Quizás algún otro padre que nos lea te pueda orientar. ¡Un abrazo!