Las rutinas son una parte muy importante de la Educación en positivo y lo son por dos motivos:
- Facilitan que los niños cumplan con sus tareas.
- Reduce los conflictos entre padres e hijos.
Es por ello que construir tablas de rutinas positivas es una de las primeras estrategias en la educación en positivo y, también en las consultas de psicólogos familiares de todo el mundo. La verdad es que establecer rutinas de disciplina positiva es una de las cosas más beneficiosas para los niños.
¿Qué es una rutina?
Antes de hablar de los beneficios de las rutinas es importante comprender bien lo que es una rutina. Muchas veces asociamos rutina con repetición y aburrimiento, pero a nivel cerebral las rutinas son atajos que nos permiten hacer cosas sin esfuerzo.
Las rutinas son tareas que realizamos de forma automática, sin pensar y que suelen estar encadenadas desde el punto de vista psicológico con otras tareas. Lavarnos los dientes después de ponernos el pijama, ponernos el cinturón al subirnos al coche, o dar un beso a nuestros hijos cuando los dejamos en la puerta del colegio son ejemplos de actos automáticos que realizamos a diario y que no nos cuestan un gran esfuerzo porque están automatizados.
Beneficios de las rutinas en los niños
Si quieres ver a un niño malhumorado no tienes más que decirle que es la “hora de” el baño la “hora de” vestirse o la “hora de” hacer la cama. A la mayoría de niños no les gusta iniciar una rutina o una tarea programada. Sin embargo y a pesar de esa resistencia inicial, lo cierto es que a los niños las rutinas les ayudan mucho. Las rutinas dan al niño orden, estructura y le permiten tener una sensación de seguridad.
- Ayudan al niño a sentirse seguros porque el niño puede predecir qué ocurrirá después
- Ayuda a que los niños tengan unos hábitos de sueño y alimentación
- Ayuda a los padres a hacer su trabajo un poco más sencillo
- Mejora la cooperación del niño en tareas que no disfruta pero son necesarias
La principal ventaja de las rutinas está en que permiten al niño actuar de forma automática gracias a un mecanismo cerebral que conocemos como encadenamiento. Este mecanismo permite al niño activar una acción automática que está asociada a otra acción anterior.
Por ejemplo, después de cenar pueden llevar el plato al fregadero y después de llevar el plato al fregadero pueden cepillarse los dientes y después de cepillarse los dientes pueden meterse en la cama. Esta concatenación de acciones les va a permitir iniciar una conducta justo después de la anterior sin tener que pensarlo.
Las rutinas en el cerebro
Cuando hablamos de las rutinas nos referimos a una serie de programas que nuestro cerebro es capaz de almacenar y ejecutar de forma automática, sin apenas intervención de otras estructuras más conscientes o voluntarias del cerebro. Es precisamente por ese motivo que los niños que aprenden rutinas tienen pocas dificultades para seguir sus actividades o cumplir sus responsabilidades, porque están automatizadas y no requieren de fuerza de voluntad para realizarlas.
Lo que ves en la imagen superior son los ganglios basales, las estructuras cerebrales asociadas con el aprendizaje, almacenamiento y activación de las rutinas. Da igual que hablemos de una tarea como cepillarse los dientes, recoger su plato después de cenar o sentarse en la mesa a hacer sus deberes nada más regresar de la escuela, una vez hemos conseguido que un niño interiorice un hábito o rutina esta parte del cerebro reproducirá la rutina de una forma rápida y automática sin apenas esfuerzo.
Rutinas beneficiosas o rutinas perjudiciales
Todos los padres tenemos que decidir si queremos que nuestros hijos programen en su cerebro rutinas beneficiosas o perjudiciales para su desarrollo porque la realidad es que nuestro cerebro está programado para aprender rutinas y aprenderán unos hábitos más o menos beneficiosas para su desarrollo. Por ejemplo, si acostumbras a tus hijos a caminar hasta la escuela o hacer ejercicio a diario adquirirán el habito de caminar mientras que si les acostumbras a ir en coche a todos los sitios adquirirán el hábito de desplazarse sin esfuerzo. Tanto las rutinas beneficiosas como las perjudiciales se aprenden por repetición; La rutina de hacer ejercicio se instaura por repetición de la misma manera que la de comer comida rápida.
En este sentido es importante que entendamos que el niño va a aprender e interiorizar las cadenas de comportamiento tanto si la rutina es beneficiosa como perjudicial para su vida porque las rutinas se instauran a base de repetición más que por lo mucho o poco que nos gustaría que los niños tuvieran cierta rutina y que mejor que con una tabla de rutinas de disciplina positiva.
¿Cómo instaurar una tabla de rutinas según la disciplina positiva?
Instaurar rutinas puede ser tan sencillo como dejar que los niños enciendan la tele nada más llegar a casa de la escuela o tan costoso como acostumbrarlos a que nada más llegar a casa se pongan con los deberes. Dicho de otra manera, la rutina de “no recoger los juguetes” funciona exactamente igual que la rutina de “recoger los juguetes” aunque en el primer caso aprenderlo resulta algo espontáneo mientras que en el segundo caso requiere de un esfuerzo y constancia por parte de los padres.
1. Diseñar la tabla de rutina
El primer paso para enseñar una rutina a los niños es imaginar o diseñar cómo queremos que funcionen en un tema concreto. Por ejemplo, si queremos que después de cenar vean la tele y luego se vayan a lavar los dientes o si preferimos que no vean la tele y vayan directamente a lavarse los dientes (algo mucho más recomendable).
Cuando diseñamos la tabla de rutina tenemos que tener en cuenta varias reglas:
- La base de las rutinas está en encadenar tareas
Las rutinas se crean en el cerebro porque el final de una tarea se asocia con el principio de la siguiente. Por ejemplo, si cuando yo me despierto voy al cuarto de baño y de ahí paso seguido a la ducha, mi cerebro asociará una cosa con otra y, en pocos días lo haré de forma automática. En el cerebro de los niños ocurre lo mismo. Tenemos que pensar en “cadenas” de actividades que faciliten el paso de una tarea a la siguiente. Así, en lugar de convencer a los niños para que hagan cada cosa, sólo tendremos que ayudarles a poner en marcha el principio de una rutina y el resto de acciones seguirán después.
- El orden de encadenamiento debe de ser lógico
Es importante que este diseño tenga algo de lógica porque así será más sencillo que las rutinas se creen, consoliden y se repitan. Por ejemplo, puede ser buena idea que los días de colegio se vistan nada más despertarse porque ya están en la habitación y será mucho más sencillo que volver a llevarles a su habitación después de desayunar. Otro ejemplo de rutina lógica puede ser que los niños recojan sus juguetes al terminar de jugar y antes de ver la tele o ponerse a cenar porque luego estarán en una habitación distinta de los juguetes y no sentirán tan lógico recoger cuando ya ha pasado una o dos horas desde que dejaron los juguetes tirados. Estos son sólo ejemplos; cada familia y cada niño tiene sus hábitos y costumbres. Sólo intento hacerte ver que cuanto más lógica y seguida sea la rutina tanto mejor.
- Cuando hay una pausa se rompe la cadena
Si por ejemplo, yo quiero que mi hija se lave los dientes y vaya a la cama después de cenar, debo saber que si introduzco un paso en la cadena que implique que el niño desconecte de la rutina, como por ejemplo ver la tele cinco minutos mientras yo recojo la cocina, en ese punto la cadena se romperá. Para llevarla de la televisión al cuarto de baño para lavarse los dientes tendremos que hacer un gran esfuerzo porque la cadena está rota y la tendremos que empezar a montar otra vez.
2. Crear una tabla o tablero que refleje la rutina
Realizar la tabla o tablero de rutina es la parte más creativa y divertida. La podemos hacer de muchas maneras. Podemos utilizar una cartulina, un folio o simplemente dibujar el esquema en una pizarra que tengamos en casa. Podemos hacer esto con el ordenador, con tarjetas prediseñadas compradas, o con lápiz y rotuladores pero ten en cuenta que algo que ayuda mucho es que sean los propios niños los que nos ayuden a hacer los dibujos o diseñar la tabla en el ordenador si son algo mayores.
Conviene que la tabla refleje e una manera ordenada (de izquierda a derecha o de arriba a abajo) lo que va ocurrir durante el día o en esa rutina concreta. A continuación te dejo varios ejemplos de tablas de rutinas.
Una buena idea es crear algún tipo de formato que permita al niño chequear cuando ha realizado una de las tareas de la rutina. Podemos utilizar cartulina y velcro o blue-tack como en la tabla que os dejo aquí abajo. Esto dará al niño la sensación de satisfacción al haber avanzado en su rutina. Yo personalmente recomiendo no poner caras sonrientes como refuerzo porque al niño le basta con saber que está hecho.
3. Implementar la rutina
El tercer paso consiste en implementar la rutina una vez diseñada. Para ello es recomendable primero hacer dos cosas:
- Explicar a los niños el plan o la rutina; es importante que pongamos en común cómo van a ir la cosa y que los niños se sientan partícipes de los pequeños cambios que vamos a introducir y que van modificar algunos de sus hábitos. Por eso, el hecho de que participen en la creación de la propia tabal de rutinas (paso 2) es tan beneficioso. También es importante que si los niños son algo mayores (a partir de los 6 ó 7 años de edad y siempre dependiendo del tema) puedan participar en la fase de diseño (el primer paso en este post)
- Crear algún tipo de apoyo visual para que puedan entenderlo mejor; puede ser un cuadro con flechas y dibujos al estilo este que te dejo más abajo o alguna otra ayuda visual que permita al niño entender los pasos que vamos a seguir de una manera más sencilla.
4. Valorar cambios
Una vez hayáis creado vuestra rutina y la hayáis puesto a prueba durante uno o dos días es probable que encontréis que algunas cosas no funcionan como esperabais. Por ejemplo, puede que la pequeña Paula tarde más tiempo de lo esperado en quedarse dormida y eso haga inviable que durmáis a los niños en dos tiempos o que Pablo salga con mucha hambre de la escuela por lo que no tenga sentido esperar a regresar del parque para darle la merienda. Si ves algo que no funciona este es el momento de cambiarlo.
5. Consolidar la rutina
Una vez hemos diseñado la rutina, la hemos puesto a prueba y hemos hecho las correcciones necesarias (o no) la último paso es consolidar esa rutina. Para ello no hay mayor secreto que la constancia. Sabemos que esa constancia, esa capacidad para seguir el plano.
¿Qué ocurre cuando el niño no quiere colaborar con la rutina?
Es frecuente que los niños, sobre todo los primeros días, muestren resistencia o frustración. Esto puede querer decir dos cosas.
- No hemos contado con ellos para explicarles las cosas.
- Como es normal demuestren cierta resistencia a los cambios.
Es normal y positivo. Esto quiere decir que su cerebro tiene que hacer un esfuerzo extra para adaptarse al cambio lo que es algo totalmente normal y beneficioso para su desarrollo. Tan sólo quiere decir que su cerebro se está adaptando a un cambio en su vida.
¿Cómo actuar cuando ocurre?
Pregúntate si es posible que la rutina no esté bien diseñada, pero si crees que todo es lógico y positivo para tu hijo lo más importante es que actúes con convencimiento y también con calma. Si te cuesta mantener la calma te invito a aprender con mi curso online “Educar en positivo” a desarrollar un estilo de educación firme pero respetuoso y calmado a la ves.
4 Consejos para cumplir una rutina según la disciplina positiva
La realidad es que los seres humanos no somos tan constantes como los robots. En la vida de todas las personas hay imprevistos e interrupciones como cuando te llama tu madre justo cuando vas a poner a los niños a dormir o como cuando tu mejor amiga decide celebrar su cumpleaños. ¡No hay problema! Son esas cosas las que precisamente hacen que la vida merezca la pena.
Cuando hablo con los padres acerca de las rutinas suelo tener en cuenta los imprevistos y les suelo explicar 3 cosas muy sencillas pero importantes:
- Los primeros 7 días son los más importantes. Intentad comenzad a instaurar una rutina una semana en la que no tengáis previsto que haya muchos imprevistos. Se que suena gracioso (o ridículo) pero la realidad es que todos tenemos semanas más calmadas y semanas o días en los que podemos prever que puedan ocurrir imprevistos. Durante la primera y segunda semana de introducir una rutina lo ideal es que la rutina se siga lo más a rajatabla posible.
- Es más importante el orden que los tiempos. Da igual que la rutina de la cena comience a las 8 de la noche o a las 8 y media. Lo importante es que los siguientes pasos se den en el mismo orden.
- La flexibilidad también es importante. Los niños de hoy viven en un mundo de cambios constantes. Necesitan ser adaptables, casi como un todo terreno. Por eso es positivo y favorable para su desarrollo que una vez aprendida una rutina aparezcan pequeñas variaciones. Es bueno que aprendan a dormirse en su cama todos los días (si así lo habéis decidido), pero también es genial que un día podáis juntaros todos en vuestra habitación a para que les leas el cuento desde tu cama si estás demasiado cansado como para hacer el esfuerzo de ir a su habitación. Recuerda que las rutinas son positivas pero ser flexible también lo es. El cerebro humano tiene muchísimas estructuras y es importante que tus hijos tengan experiencias positivas con todas ellas.
- No la necesitan mucho tiempo. Muchos padres se sorprenden pero la verdad es que los niños no suelen utilizar la tabla de rutinas más de 5-7 días. Si hacemos las cosas con orden, suele ser el tiempo que necesitan los niños para interiorizar el nuevo hábito y que los padres no tengamos que recordarles todos los pasos. Pasados esos primeros días normalmente el niño pierde interés y ya no le apetece marcar las casillas. Ese es el momento en el que podemos retirar la tabla de rutinas, aunque es importante que recuerdes que tu constancia para hacer que la rutina se cumpla en el mismo orden que hemos planeado es importante para que el hábito se consolide y se mantenga en el tiempo.
Como has podido ver establecer rutinas de disciplina positiva es algo sencillo y positivo para tus hijos. Si quieres aprender más estrategias relacionadas con la educación y disciplina positiva, no dejes de echar un ojo a mi curso Online “Educar en Positivo“. Ya son más de 60.000 padres que se han formado conmigo en estrategias eficaces para educar a sus hijos en positivo.
Mil bendiciones, necesitaba estas palabras, me fortalece en es camino como madre.
gracias Alvaro como papá eres un gran ejemplo, como esposo y como profesional, mi admiración total muchas bendiciones
Excelente ,lo que estaba buscando