Los bebés de 8 meses parecen ser más inteligentes de lo que pueden creer sus padres. Al menos así lo demuestra un interesantísimo estudio realizado en el Instituto Max Plank de Psicolingüistica (Universidad de Hamburgo).
Los autores del estudio (Ramenzoni y Liszkowski) querían investigar a qué edad los niños comienzan a comunicarse y pedir ayuda para conseguir sus fines. Para ello valoraron a 20 niños de 8 meses de edad. A estos niños les dejaban en el suelo distintos juguetes. Algunos juguetes estaban cerca del bebé mientras que otros estaban fuera de su alcance. Los investigadores querían ver como se comportaban los bebés cuando estaban sus padres presentes y cuando estaban solos. Lo curioso del estudio es que muchos niños que ni siquiera intentaron alcanzar los objetos lejanos cuando estaban solos, realmente hicieron grandes esfuerzos por alcanzarlos cuando estaban sus padres en la habitación lo que indica que el objetivo del niño cuando el adulto estaba presente no era alcanzar el juguete (el ya sabía que no podía alcanzarlo), sino demostrar al adulto que lo quería alcanzar para que este le ayudara. De acuerdo con los autores, el experimento deja claro que niños de tan corta edad ya saben como utilizar sus gestos y posturas corporales para comunicar a sus padres sus necesidades y deseos.
La verdad es que no es el único descubrimiento fascinante acerca de la inteligencia de bebés menores de un año. Gracias a otros estudios los bebés son capaces de activar las regiones del cerebro destinadas a hablar, mucho antes de poder emitir palabras indicando que ensayan dentro de su cabecita y de manera silenciosa las palabras que comenzarán a decir meses más tarde.
Los niños de 8 meses también son capaces de identificar partes del cuerpo o animales que van conociendo entre sus muñecos y cuentos favoritos y aprenden a una velocidad vertiginosa. Es un momento excepcional porque con esta edad el bebé comienza a gatear y manejar sus manos y eso le invita a explorar y toquetear todo lo que tiene alrededor.
Es muy habitual que a esta edad también comiencen a disfrutar del juego de “agarrar y tirar” ya que comienzan a disfrutar de su propia capacidad para controlar su entorno y mucho más si sus padres acceden a recoger lo que tiran para que lo pueda volver a tirar.
Muchas veces los niños hacen cosas para que les ayudemos a desarrollar sus capacidades, aunque a veces los padres no entendemos lo que quieren o no sabemos cómo ofrecerles la interacción que necesitan. Por ese motivo es una edad en la que se recomienda:
– Mucho juego libre en espacios seguros ya que es la edad en la que más accidentes ocurren
– Ofrecer un entorno adecuado con estímulos tactiles, visuales y auditivos con los que pueda interaccionar de forma segura.
– Comenzar a enseñar signos al bebé que le permitan comunicarse aunque todavía no pueda hablar
– Desarrollar un estilo de comunicación positivo y ofrecer al niño una interacción positiva para el desarrollo del lenguaje, la atención y la memoria
Espero que os haya gustado y os ayude a entender que vuestro bebé tiene un mundo interior mucho más rico de lo que parece.
Por: Álvaro Bilbao. Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres“
¿El estudio incluye la variable hermanos mayores? Yo creo que cuantos más hermanos mayores antes aprenden a comunicarse para decirte: “Por favor, líbrame de estos locos” ??