¿Qué hay detrás de un berrinche?

rabieta

Berrinches, rabietas y pataletas, así escritas estas palabras pueden parecer un juego de niños, pero la realidad es que cuando ocurren pueden suponer un gran distrés tanto a los niños como a los padres. En este post te voy a explicar qué hay detrás de los berrinches, cuándo debemos preocuparnos, los factores que aumentan el riesgo y, sobre todo, cómo puedes aprender a prevenirlos y actuar para ayudar a tus hijos a regular sus emociones y calmar el berrinche o enfado infantil.

¿Qué son los berrinches o rabietas?

Los berrinches son episodios de conducta explosiva y descontrolada que suelen presentarse en niños pequeños, especialmente entre los 2 y los 4 años de edad, aunque son también frecuentes algo antes y se pueden prolongar hasta los 5 o 6 años de edad.

En esos momentos, los pequeños pueden mostrar una serie de comportamientos desafiantes, como llorar, gritar, patalear, golpear objetos e incluso tirarse al suelo. Aunque resulten frustrantes para los padres, es importante entender que los berrinches son una forma de expresión emocional para los niños, una manera de comunicar sus sentimientos y necesidades de una manera primitiva.

Cuando un niño experimenta un berrinche, generalmente se debe a que no ha desarrollado aún habilidades adecuadas para gestionar sus emociones. Los pequeños se encuentran en una etapa temprana de su desarrollo, donde su cerebro aún no ha aprendido a autorregularse por completo. Por tanto, los berrinches son una señal de que el niño se encuentra en un proceso de aprendizaje y necesita apoyo para desarrollar habilidades emocionales adecuadas. 

¿Cuándo debemos preocuparnos?

Si bien los berrinches son una parte normal del desarrollo infantil, hay situaciones en las que conviene prestar atención y evaluar si existe algún motivo de preocupación. Si los episodios de berrinche se vuelven muy frecuentes, intensos o prolongados en el tiempo, podría ser indicativo de que algo más está sucediendo. Además, si los berrinches interfieren significativamente en la vida cotidiana del niño, como su desempeño escolar, sus relaciones sociales o su bienestar emocional, es importante buscar ayuda profesional. 

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En algunos casos, los berrinches pueden ser un síntoma de trastornos emocionales o neuropsicológicos subyacentes, como el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o la ansiedad. Si sospechas que tu hijo puede tener dificultades más allá de los berrinches habituales, es fundamental consultar a un especialista en el desarrollo infantil para una evaluación exhaustiva. 

Factores que aumentan el riesgo de los berrinches 

Existen una serie de factores que pueden aumentar la probabilidad de que un niño experimente berrinches con mayor frecuencia o intensidad. 

El primer factor de todos es la edad. Las rabietas o berrinches son parte normal y saludable del desarrollo neurológico del niño. En este sentido debemos saber que entre el 95 y el 98% de los niños experimentan rabietas entre los 2 y los 4 años de edad, por lo que esa etapa del desarrollo es por sí misma el mayor factor de riesgo. 

El segundo factor más relevante tiene que ver con el carácter del propio niño que es una combinación de su personalidad y su genética. Algunos niños pueden tener una mayor sensibilidad emocional y ser más reactivos a los estímulos ambientales, lo que los predispone a reaccionar de manera más intensa ante situaciones estresantes.

El tercer factor más relevante es el entorno familiar. Si el ambiente en casa es caótico, con conflictos frecuentes o carece de límites claros, el niño puede tener más dificultades para regular sus emociones. Asimismo, la falta de una rutina estable y de una comunicación efectiva entre padres e hijos puede contribuir a la aparición de berrinches. 

Además de estos factores que influyen en mayor o menor medida a todos los niños, los berrinches pueden estar relacionados con dificultades en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Los niños que tienen dificultades para expresar sus emociones de manera adecuada, resolver conflictos o manejar la frustración, tienen más probabilidades de recurrir a los berrinches como una forma de comunicación. También es importante considerar el nivel de desarrollo del niño, ya que los más pequeños pueden tener más dificultades para manejar sus emociones y expresarse verbalmente, lo que puede llevar a un aumento de los berrinches. 

 ¿Cómo prevenir y actuar ante los berrinches?

La buena noticia es que hay estrategias efectivas para prevenir y manejar los berrinches de manera constructiva. En primer lugar, es fundamental brindar a los niños un entorno seguro y estructurado, donde se establezcan límites claros y consistentes. Establecer rutinas diarias predecibles les brinda seguridad y ayuda a regular sus emociones. Además, es importante fomentar una comunicación abierta y afectuosa, donde los niños se sientan escuchados y comprendidos. En cuanto a la prevención, es esencial enseñar a los niños habilidades de autorregulación emocional desde una edad temprana. Esto implica ayudarles a identificar y etiquetar sus emociones, enseñarles estrategias de manejo del estrés, como la respiración profunda o el contar hasta diez, y brindarles alternativas para expresar su frustración o enojo de manera saludable, como el dibujo o la práctica de actividades físicas. 

Formación de los padres

En este sentido, es importante destacar la importancia de la formación de los padres y cuidadores para ayudar a los niños a regular sus emociones de manera efectiva. La comprensión de los procesos neurobiológicos y psicológicos que subyacen a los berrinches puede marcar la diferencia en la forma en que los padres abordan estas situaciones.

El taller de “Rabietas paso a paso” de Álvaro Bilbao es una excelente herramienta para adquirir conocimientos prácticos y estrategias efectivas para ayudar a los niños a gestionar sus emociones de manera saludable. En resumen, los berrinches son una expresión emocional normal en el desarrollo infantil, pero es importante saber cuándo preocuparse y buscar ayuda profesional si los episodios son muy frecuentes o interfieren en la vida cotidiana del niño.

Varios factores, como el entorno familiar y la genética, pueden aumentar el riesgo de berrinches, pero con una crianza adecuada y el desarrollo de habilidades emocionales, se pueden prevenir y manejar de manera efectiva. La formación de los padres es clave en este proceso, y el curso “Rabietas paso a paso” de Álvaro Bilbao brinda las herramientas necesarias para ayudar a los niños a regular sus emociones de forma positiva y constructiva. Recuerda que comprender y apoyar a nuestros hijos en el desarrollo de sus habilidades emocionales es una inversión invaluable para su bienestar presente y futuro.

Por Álvaro Bilbao. Autor de El cerebro del niño explicado a los padres.

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