Durante el embarazo tu bebé y tu habéis estado totalmente unidos. No había distancia física entre vosotros. El aire que tu respirabas era el aire que tu hijo respiraba, tus comidas se convertían en su alimento, y tu voz y tus latidos en la banda sonora de su vida. Cuando nació..independientemente de si había papá, otra mamá o hermanos vosotros dos ya erais una familia.
Durante los primeros meses habéis compartido los momentos más íntimos. Los baños, los masajes, las caricias, las risas, el pecho, el biberón y las miradas os han hecho inseparables. Y de repente, llega el momento de separaos. Ese día en que de una manera oficial tu hijo y tu dejáis de ser uno para ser dos. Una madre que va a trabajar y un niño que se queda en casa o en la escuela infantil a cargo de alguien que no eres tú.
Todas las familias (o casi todas) pasamos por esa primera separación temprana. Algunos, muchos, antes de lo que nos gustaría. El mercado laboral es complejo; las leyes que protegen el cuidado de los bebés son insuficientes y la economía en muchas familias que están empezando va demasiado justa como para plantearse excedencias largas. A mi mujer le ha pasado; a mi me ha pasado. Algunas mamás comienzan su vuelta al trabajo con remordimientos, otras con culpa, algunas, las más afortunadas con un punto de ilusión por encontrarse con los compañeros y con la independencia de salir de casa para realizar su trabajo. Pero todas (o casi todas) con el corazón partido por separarse de su bebé. De su hijo al que han estado unidas en cuerpo y alma durante al menos los últimos 13 meses (embarazo + permiso incluidos). Sabe raro separarse cuando los profesionales y nuestro propio instinto nos dice que no lo hagamos. Más que raro, es un sabor amargo.
No te voy a decir que cuánto más tiempo permanezcas con tu hijo mejor, porque ya lo sabes. En lugar de eso te digo: No te preocupes. Lo estás haciendo bien.
– Tu hijo necesita que lo cuiden y prefiere que le cuides tú, pero estará feliz y bien atendido siempre que tenga alguien a su lado que lo cuide.
– Tu hijo necesita unos brazos que le sostengan si llora. Prefiere los tuyos, pero puede vivir y desarrollarse siempre que tenga a alguien que le sostenga si llora. Lo que le calma no son tus brazos sino la ternura que le transmites con ellos.
– Tu hijo necesita alimento. Seguro que prefiere que se lo des tú, pero sobre todo necesita comer cada poco tiempo porque está creciendo y su cuerpo lo necesita. Lo que le alimenta no es tu teta, sino la leche que sale de ella.
– Tu hijo necesita jugar. Prefiere jugar contigo. Pero también disfruta jugando con otros amiguitos, con la abuela o la persona que hayas elegido para cuidarlo. De todos ellos aprenderá cosas distintas.
– Tu hijo también necesita escuchar tu voz, ver tu rostro y sentir tus manos, tus besos y tu piel. Es esencial para su desarrollo. No te preocupes, aunque sea un poco duro al principio podrá esperar a que regreses y se los des con todo tu amor, siempre que tenga alguien a su lado que le cuide, que le quiera, que le sostenga, que le alimente y que juegue con él, mientras tú no estás.
Cuando llegues, como hacen todas las mamás, dale un gran abrazo, dale un beso, dile que le has echado de menos y dedícale toda tu atención. Eso le hará sentir único y especial.
Todas las familias (o casi todas) pasamos por lo mismo. Todos los niños (o casi todos), pasan por esa separación y se sobreponen al enrome cambio que supone para sus vidas. Pero durante esos primeros meses habéis hecho de vuestra unión unas raíces fuertes, sólidas y resistentes sobre las que podéis crecer juntos, aunque en algunos momentos estéis separados y os echéis de menos. Así que no te preocupes. Los dos estaréis bien. Lo estás haciendo bien.
Por Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres”
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“SI TE GUSTAN LOS BEBÉS O TIENES UNO, PODRÍAS PASARTE HORAS ESCUCHANDO A ÁLVARO BILBAO”
María Valerio. El Mundo
Esto es lo que dicen otras mamás, otros papás y otros profesores de educación infantil sobre el curso online.
Esta genial el articulo. Reciba un cordial saludo.
Gracias a tí Emma. Me alegro de que te haya gustado! Álvaro
Buena idea lo de intentar tranquilizarnos a las mujeres, pero en lugar de enfatizar lo bien que vamos a estar (y creo que es sabido que bien no vamos a estar, o por lo menos, no todo lo bien que deberíamos) lo suyo sería dedicar un artículo entero, o mejor aun, una recogida de firmas para exigir ratios más justas en las EI y permisos muchísimo más largos para que el poder atender las necesidades de nuestros bebés no dependa meramente del poder adquisitivo de las familias. Atentamente,
Una madre que se incorpora en 2 semanas después de 13 meses (para mí pocos) de unión absoluta