No es un secreto. Seguro que lo has escuchado ya. Los parques son territorio de los niños y los padres no deberíamos entrar.
Cada vez más (y con acierto desde el punto de vista de muchos expertos), los ayuntamientos sitúan los bancos para que los padres observemos a nuestros hijos jugar fuera del recinto destinado a los niños. La razón es muy sencilla; los niños necesitan explorar libremente y con frecuencia los padres interferimos en ese juego libre. El objetivo del juego libre es que los niños exploren, desarrollen su imaginación, colaboren, desarrollen sus propias alianzas y reglas y que aprendan a tomar decisiones por sí mismos y asumir riesgos.
A continuación podéis ver un vídeo sobre un nuevo tipo de parques que se están diseñando en distintos lugares del mundo y que demuestran que los niños obtienen grandes beneficios de tener contextos libres de influencia paternal. Los llaman ADVENTURE PLAYGROUNDS y los padres no tienen permitido el acceso porque la filosofía de estos parques es que el juego sea un juego 100% libre de influencia adulta. A pesar de que los niños son relativamente pequeños el parque está lleno de herramientas como clavos y martillos que los niños pueden utilizar libremente. No hace falta que váis el vídeo entero…con 1 minuto bastará para haceros una idea.
Puede que se te hayan puesto los pelos de punta al ver a estos niños utilizando y saltando alrededor de tanto material potencialmente peligroso. Sin embargo, lejos de producirse más accidentes en estos parques las caídas, los golpes y los accidentes domésticos son menos frecuentes que en el típico parque de ciudad. La razón es más sencilla; el niño que juega sin la supervisión y guía del adulto se hace más responsable de sus propias acciones activando una zona del cerebro que facilita que la atención, concentración y autocontrol funcionen a pleno rendimiento. ¿Quién lo diría, verdad?
No quiero decir que los niños sólo se beneficien de jugar libremente sin interferencias. Este es un tipo de juego positivo para favorecer la confianza o la psicomotricidad, pero los niños también necesitan de otro tipo de juego y de la interacción con adulto para interiorizar normas y para apoyar el desarrollo de otras funciones como la memoria, la paciencia o el lenguaje. Tampoco quiero decir que debamos dejar abierta la caja de herramientas en casa…Está claro que en una casa “normal” los niños pueden hacer todo tipo de estropicios y también resulta lógico que los padres pongamos límites y normas. Pero también resulta lógico que, por lo menos, el ratito que van al parque los niños disfruten de la confianza de sus padres y que les demos la oportunidad de jugar sin interferencias. Para que salten, trepen y desarrollen su psicomotricidad. Para que aprendan a tomar decisiones y asumir riesgos y para que aprendan a negociar y confiar en su propia capacidad de resolver conflictos. No hace falta que les demos taladros, botes de pintura y martillos en casa. Pero por lo menos respetemos ese rato y espacio del día y sigamos la consiga. ¡¡¡Todos los padres fuera de los parques!!!
Por Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres”
Pingback: La infancia de cristal – AmetAmendi
La idea es genial, pero ojo. Esos parques están supervisados por personal propio del parque y hay control de acceso Y de salida.
Y esto no es baladí cuando de dar autonomía se trata.
Dejar a los niños pequeños de tres años en un paque sin control de salida, sin zonas de niños mayores y pequeños segregadas, como tienen esos parques del vídeo, no es tan fácil.