Quedarse en casa con un bebé tiene momentos deliciosos e irrepetibles aunque también es un trabajo duro, que en muchos casos la parte de la pareja que sale a trabajar no lo aprecia en toda su dimensión. Una de las partes más difíciles de cuidar de un bebé suele residir en que “la” o “el” cuidador principal puede sentirse solo o aislado y en muchos casos frustrado por toda la dedicación que supone.
Cuando la pareja comprende las dificultades la madre, la que normalmente se queda en casa con el bebé, se siente apoyada y aliviada. Sin embargo, la falta de comprensión puede hacer la frustración y sentimiento de soledad mucho más grande. Como este es un tema que crea fricciones en muchas parejas he decidido escribir este post con 3 ideas muy sencillas que todos váis a poder recordar.
Son 3 cosas que todos los papás (o mamás) deben recordar llevar a casa cuando vuelven de trabajar y se van a encontrar con una pareja que ha cuidado de un bebé durante todo el día.
1. Brazos dispuestos
Llegar a casa con los brazos abiertos es importante porque lo primero que va a hacer tu pareja cuando llegues a casa será ponerte el bebé en brazos. Los bebés necesitan contacto físico casi constante y esto puede ser agotador tanto física como psicológicamente.
Los portabebés ayudan mucho a sentirse algo más descargado, pero aún así todos los padres necesitamos un relevo de vez en cuando. Tus brazos permitirán que tu pareja descanse y pueda hacer cosas que requieren de cierta autonomía como ducharse, prepararse un sandwich o simplemente sentir la ligereza que supone caminar sin un bebé al cuello.
2. Los oídos abiertos
Para muchas madres que se quedan en casa pasar tanto tiempo con un bebé que no habla puede despertar sentimientos de soledad. Si la madre es tranquila o introvertida puede llevar más o menos bien la soledad, pero si es algo más extrovertida puede estar literalmente subiéndose por las paredes y necesitar estimulación social.
En cualquiera de los dos casos es importante que recuerdes que tu pareja probablemente necesite recibir estimulación (que le cuentes cosas) y comunicarse (que le escuches). Aunque estas necesidades pueden chocar con la necesidad del que llega del trabajo de sentarse y desconectar debemos tener en cuenta las necesidades del otro y tomarlo como una responsabilidad en nuestra rutina del cuidado de la familia.
3. El contador a cero
Para la persona que sale fuera puede parecer inaudito llegar y ver la casa patas arriba porque su cerebro le hace caer en un error de percepción. “Si has estado todo el día en casa….puedes tener todo recogido”. Pero la realidad es que cuidar de un bebé no da para mucho más. No sólo hay que darle de comer o cambiarle la ropa.
Los bebés necesitan grandes dosis de juego y estimulación afectiva que requieren de mucho tiempo por parte de la madre o padre que se queda en casa. Además está el tema del sueño y el descanso. La madre suele dedicar parte de la noche a la alimentación por lo que necesita parte del día para recuperar. Por eso es muy importante que pongamos el contador a cero y cuando lleguemos a casa TODO lo que queda por hacer es trabajo de los dos.
Hay una realidad y es que cuando llega un bebé a nuestra familia las cosas cambian y el trabajo de todos se multiplica por dos. Por eso es muy importante que los dos miembros de la pareja sean conscientes de que su carga de trabajo es ahora mucho mayor que antes. De lo que no cabe duda es de que en los hogares en los que todos tenemos esto claro el agotamiento, la soledad y el desánimo del cuidador principal es mucho menor y el clima familiar en el que se desarrolla el niño mejora considerablemente.
Por Álvaro Bilbao. Autor de El cerebro del niño explicado a los padres.