¡Mis hijos están insoportables! Plan de choque para traer la paz a casa este verano

Acabo de regresar de una semana de vacaciones en la playa con mis hijos y casi me da algo. Los niños parecía que estaban poseídos! Mis hijos estaban insoportables y muchos de vosotros me habéis comentado que estáis sufriendo en vuestras carnes los rigores del verano y el exceso de tiempo libre en el comportamiento de vuestros hijos.  La razón de que esto ocurra es muy sencilla; los niños necesitan cierto nivel de organización y dirección de su tiempo para saber lo que tienen que hacer y lo que no. Además su cerebro está diseñado para aprender y si se pasan el día sin nada que hacer su cerebro buscará algo para entretenerse; por ejemplo, chinchar a su hermano… Cuando salimos de la rutina esa organización se pierde y el niño está más nervioso. Los míos en concreto han estado más chinchones, llorones, desobedientes, gritones y respondones que nunca. Pero afortunadamente la segunda noche creamos un plan de choque que ha funcionado francamente bien y que voy a compartir con vosotros en este post.

Vamos con las 10 medidas de choque:

  1. Horario y organización: Fijamos una hora de despertar, una hora de comer, una hora de salir de casa, una hora de cenar y una hora tope para dormir. Todo muy relax y vacacional pero bien organizado y claro.
  2. Rutinas: Las horas más difíciles para los niños son las que no estamos en la playa o la piscina, así que pensamos unas rutinas sencillas para ayudar a los niños. Por la mañana ir a la compra, después de la siesta pusimos la merienda y jugar a las cartas, antes de la cena pusimos el baño (que lo habíamos dejado un poco olvidado). La verdad es que funcionó.Horario Verano
  3. Pon negro sobre blanco: Hicimos un pequeño horario (en papel) con las rutinas del día. Las pequeñas no lo podían leer (porque no saben) pero pusimos dibujos y ellas mismas se encargaban de pedir al mayor que se lo leyera cuando las olvidaban. Nuestro fallo fue poner las horas en formato 24 horas, aunque ahora el de 6 años sabe restar 12 de maravilla.
  4. Movimiento: El ejercicio físico ayuda a reducir el estrés por eso nuestra primera rutina después de desayunar (antes de que hiciera mucho calor) fue ir a comprar el pan y la fruta. Eso permitía que la primera hora de la mañana estuvieran en movimiento en lugar de estar tumbados en el sofá esperando la hora de la playa.
  5. Responsabilidades: El cerebro del niño disfruta haciendo cosas útiles. Asignamos a cada uno de ellos unas responsabilidades relacionadas con hacer sus camas, poner la mesa, recogerla y ayudar en la cocina. Estaban encantados de ser los “encargados” de sus tareas. De hecho cuando detectamos conflictos les dimos más responsabilidades; cuando veíamos que estaban chinchones o aburridos, no esperábamos a que se armase. Les pedíamos que hicieran algo útil. Podía ser ir a preparar la merienda del resto, o acompañar a mamá a echar gasolina al coche. Cualquier actividad les parecía buena idea.
  6. Normas claras para los días de vacaciones: Una cosa curiosa de las normas es que pueden perderse fuera de contexto. De alguna manera cuando nos vamos de vacaciones parece que no hace falta lavarse los dientes o que no pasa nada por desobedecer. Los que me conocéis sabéis que no soy de castigos, pero sí de normas. Mi favorita de este verano; para poder tomar un helado por la tarde hay que obedecer antes de que papá o mamá cuenten tres. Mi hija mediana no se ganó el helado el primer día (pensaba que iba de farol), el resto de los días ha reinado la “ley del frigopié”.
  7. La siesta ese gran invento!!!. Nunca había entendido porqué la siesta es el gran invento español hasta este verano. Para los niños pequeños (menores de 5 años) la siesta es fundamental. Les ayuda a descansar y les permite afrontar la tarde con otro ánimo. Los dos primeros días de vacaciones en los que no se echaron siesta nos pasamos la últimas dos horas de la tarde y la cena escuchando lloros y más lloros. Mi recomendación; instaura la siesta desde el primer día.
  8. Divide y vencerás: Conseguir que los niños se echen la siesta en el mismo cuarto puede ser muy complicado. Nosotros pusimos a la mediana en el cuarto de los niños, a la pequeña en nuestro cuarto y al mayor en el salón. De esta manera conseguimos que por lo menos las dos pequeñas se durmieran. También les dividimos los días que estaban muy chinchones; el que estuviera más enredón se venía conmigo a hacer alguna cosa y los otros dos se quedaban más tranquilos.
  9. Tiempo fuera: Ya hemos hablado de la importancia de separar a los niños cuando están estresados, pero para no perder el control los padres también necesitamos tener algún momento libre a lo largo del día. Nosotros conseguimos darnos en días alternos un rato de desconexión total. Un día mi mujer se iba una horita a la playa sola y al día siguiente lo hacía yo. La verdad es que ese ratito salvó alguna situación en la que la tensión hubiera sido demasiado alta.
  10. Repasa con ellos la noche de antes lo que va a ocurrir al día siguiente. Tener en mente lo que va a ocurrir al día siguiente puede ser realmente un salvavidas. Ayuda a los niños a interiorizar las rutinas, a estar preparados para lo que va a ocurrir al día siguiente y estar más tranquilos.

La verdad es que a veces los padres pecamos de inocentes al pensar que dejarles toda la libertad en vacaciones es una buena idea. Si están en un entorno libre con primos y amigos puede ser genial, pero si están encerrados en un piso o si el nivel de actividades es demasiado bajo el tiro nos puede salir por la culata. A nosotros este sencillo plan de choque nos ha funcionado la mar de bien. Hemos acabado nuestra semana de vacaciones contentos, satisfechos y más unidos de lo que la empezamos.

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Álvaro Bilbao www.elcerebrodelniño.com

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