A muchos padres les sorprende descubrir que posiblemente su hijo sea demasiado exigente consigo mismo. Sin embargo es algo relativamente normal en una sociedad, que premia la excelencia y ofrece modelos de actuación que no tienen mucho que ver con el mundo real.
La semana que viene lanzaré un post explicando cómo puedes actuar para ayudar a tu hijo sobre-exigente, pero esta semana nos centraremos en cómo reconocer signos de sobre exigencia en nuestros hijos pequeños. Eso sí, si este post te resulta útil no dejes de seguirme de cerca (en las redes o entrando en mi web la próxima semana) para no perdérte la segunda parte de este post.
A la mayoría de psicólogos les gusta hablar del niño perfeccionista, o del niño hiperexigente para referirse a algunos niños que sufren cuando no consiguen hacer las cosas bien. Yo prefiero utilizar el término “sobre exigente” porque en realidad, lo que ocurre es que el niño se exige más de lo que realmente puede para su edad o sus características personales, y ese exceso de exigencia acaba siendo una carga para el o ella.
¿Qué es la sobreexigencia?
Hay niños que no son perfeccionistas; no quieren que todo esté perfecto a su alrededor, ni vestir sin manchas o arrugas, pero si se exigen más de lo que pueden dar, de acuerdo a sus capacidades y edad. A su vez, hay niños que son perfeccionistas; necesitan ir limpios, buscan que todo esté ordenado, pero no tienden a exigirse más de lo que pueden dar, simplemente buscan orden y perfección.
Hay niños que quieren mejorar, les gustan los retos y son capaces de superarse. Eso no es sobreexigencia porque lo que define la sobreexigencia es precisamente que no aceptan los fracasos, y se desmotivan ante las dificultades… ya que se exigen hacerlo bien, por más difícil que sea. El éxito es un requisito indispensable antes de hacer una cosa.
Puedes reconocer a tu hijo sobre exigente en grandes muestras de enfado y decepción cuando no consigue que las cosas salgan de la manera que él las había pensado, pero también en gestos más sutiles como evitar realizar tareas en las que siente que no lo va a hacer bien.
Señales de sobreexigencia en los niños
1. No les gusta nada perder
Muchos niños, incluso de 2 o 3 años de edad se agarran auténticos berrinches cuando pierden a juegos sencillos como el “Quién es quién”, la Oca o el Parchís. El niño va más allá de la rabieta por no haber ganado y siente herida su autoestima por no haber sido capaz de brillar en un juego que es 90% azhar y 10% habilidad.
Lo más llamativo es que al niño le cuesta entender que es normal que pierda ante sus padres o hermanos mayores y que lo natural es que no se le de bien un juego totalmente nuevo. Ejemplo: Miguel de cuatro años se frustra jugando a “Tozudo” con su padre cuando es él y no su padre quién pierde la partida.
2. Les molesta que se rían a su costa
El niño sobre exigente, no suele aceptar bien las bromas que le tienen a él o ella como protagonista. Es relativamente normal que el niño pequeño, de 2 o 3 años, no le guste que le hagan broma (le hace sentir inseguro), pero a partir de los 3-4 años ya debería ser el que más se ríe con sus propios tropiezos.
Ejemplo: Natalia de 3 se ha enfadado mucho con sus padres y hermanos porque le han puesto un huevo frito de plástico en el plato. A pesar de que le explican que era una broma y le dan su plato de verdad, ella está continúa disgustada.
3. Se muestran sensibles a los fracasos
Ya puede ser que quiso coger un saltamontes y se le escapó, que intentó dibujar una mariposa y le salió un abejorro, o que no se le da bien chutar el balón.
Cada pequeño fracaso parece como si se le clavara el corazón. Ejemplo: Dario de 2 años y medio patalea y se enfada cuando después de intentarlo tres veces no consigue meter gol con la pelota.
4. Evitan tareas que no se les dan bien
La consecuencia de esa hipersensibilidad al fracaso es que el niño evita enfrentarse a tareas en las que no destaca.
No le gusta jugar al fútbol porque no se le da tan bien como a sus compañeros o no le gusta saltar en la cama elástica porque a diferencia de sus compañeros él o ella no sabe hacer la voltereta.
Ejemplo: Daniela de 5 años evita leer cuentos con su madre porque le cuesta un poquito leer.
5. Evitan probar cosas nuevas
Al igual que en el punto anterior..las actividades desconocidas le producen rechazo simplemente porque no tiene la percepción de que vaya a dominarlas. Unos poquitos años de experiencia le han enseñado que para aprender algo va a tener que equivocarse varias veces y no es capaz de enfrentarse a semejante frustración.
Ejemplo: Mientras que sus hermanas quieren probar todo tipo de cosas, Daniel de 5 años evita probar comidas nuevas. Por más que le pedimos que lo pruebe se cierra en banda y se muestra muy angustiado; le ocurre lo mismo cuando quieren que pruebe a trepar por un árbol.
6. Son muy sensibles a las críticas
El niño sobreexigente es hiper sensible a las críticas. Los comentarios que señalan sus fallos o puntos de mejora parecen herirles. Cuando los escuchan pueden dejar lo que hacían y ponerse con otra actividad más segura como ver la tele.
Ejemplo: María de 4 años está jugando con la pelota y la pala; cuando su madre intenta explicarle cómo puede coger la pala para que le resulte más fácil, María se va.
7. Más reconocimiento y aprobación
Suelen fijarse en las expectativas de los padres y profesores. En muchos casos buscan complacerles u obtener su reconocimiento más que aprender o disfrutar de la propia actividad.
Ejemplo: Diego va a donde su profesor cada vez que acaba un dibujo para enseñárselo y hace exactamente el mismo dibujo que el profesor dijo en el ejemplo.
8. Creen que solo hay una forma de hacer las cosas
El niño sobre exigente se puede frustrar y enfadar cuando ve que sus padres o maestros dan por válidas otras respuestas diferentes a la suya (habiendo valorado positivamente la suya). Parten de la premisa de que sólo hay una manera de hacer las cosas bien y cuando descubren que no es así sienten que deberían haber tenido todas las respuestas correctas ellos solitos.
Ejemplo: Carla de 5 años se enfada mucho con su madre cuando su hermana pequeña (3 años) dice que el elefante es el animal más grande de la tierra y su madre le responde que sí. Carla insiste que la ballena azul es el más grande y aunque su madre le explica que las dos respuestas pueden estar bien…Carla se muestra enfadada.
9. Tienden a resaltar los errores de los demás
Uno de los puntos de conflicto del niño hiperexigente es que le cuesta mucho trabajo reconocer lo bueno en sus hermanos o compañeros. Quiere el reconocimiento tanto que para conseguirlo, a veces, desvaloriza a otros niños que también hicieron las cosas bien.
Además le frustra escuchar que otros niños tuvieron éxito ya que el hecho de no haber sido reconocido (aunque sea en actividades en las que los niños no compiten) lo siente una especie de fracaso propio.
Ejemplo: Lucía de 3 años y medio que cena dos platos completos y un colacao se puede enfadar con su hermana pequeña de un año y medio cuando su madre la dice que ha cenado muy bien. Aunque la pequeña sólo toma un biberón y por lo tanto no son comparables, Lucía se enfada mucho y resalta que lo de su hermana era muy fácil.
Como ves hay muchas claves que te pueden ayudar a identificar una mayor sensibilidad al fracaso en tus hijos. Los niños hiper exigentes suelen ser muy sensibles y lo pueden llegar a pasar realmente mal, aunque la buena noticia es que los padres podemos ayudarles a superar los fracasos y afrontar nuevos retos.
Por Álvaro Bilbao. Autor de El cerebro del niño explicado a los padres.
tengo un niño con todas esas caractisticas