Las rabietas son una de las situaciones más desafiantes de la crianza, especialmente cuando ocurren en lugares públicos.
Si te cuesta ver a tu hijo o hija teniendo una rabieta en público puedo empatizar contigo porque a mi también me pasa. De hecho creo que forma parte del sentido común de todos los buenos padres y madres sentirse al menos “un poco incómodos” cuando sus hijos no pueden regularse emocionalmente. Eso quiere decir que sabes de la importancia de que regulen sus propias emociones.
Sin embargo, cuando nuestros hijos tienen rabietas en público nos están diciendo que su cerebro es demasiado inmaduro para conseguirlo. En este post vamos a aprender por qué ocurren las rabietas y cómo podemos gestionarlas de una forma positiva para tí y tus hijos cuando ocurren en público.
¿Por qué monta una rabieta?
Las rabietas son una forma de expresión emocional que surge cuando los niños se sienten frustrados, cansados, hambrientos o desbordados por una situación. Algunas razones comunes incluyen:
- Falta de autonomía: Los niños pequeños quieren hacer cosas por sí mismos, pero muchas veces no pueden.
- Dificultad para expresar emociones: Aún están aprendiendo a identificar y comunicar sus sentimientos.
- Necesidad de atención: A veces, buscan una reacción por parte de los adultos.
- Sensaciones físicas incómodas: Hambre, sueño o cansancio pueden provocar un estallido emocional.
- Límites y normas: Cuando se enfrentan a un “no”, pueden reaccionar con frustración.
Saber por qué ocurren las rabietas es el primer paso para gestionarlas de manera efectiva.
Qué es lo que no debemos hacer ante una rabieta en público
Cuando nuestro hijo estalla en una rabieta en medio del supermercado o en el parque, nuestra reacción es clave para bien o para mal. Una buena actuación puede ayudar a que la rabieta pase más rápido y dar seguridad al niño para próximas rabietas. Sin embargo, algunos errores pueden empeorar la situación, haciendo que la rabieta se intensifique o el niño se sienta inseguro provocando más rabietas en el futuro.
Estas son cinco actuaciones que deberías evitar para no contribuir a que las rabietas de tu hijo o hija sean más frecuentes e intensas:

- Perder la calma: Gritar, amenazar o castigarlo en público no va a conseguir que tu hijo se calme. Sólo le va a enseñar a descontrolarse cuando se sienta frustrado o frustrada. Puede contribuir a que las rabietas sean más frecuentes e intensas.
- Avergonzarnos o justificarnos ante los demás: La crianza no es un espectáculo público. No necesitamos dar explicaciones a extraños sobre la conducta de nuestro hijo. Cuando tu hijo llore vas a tener dos opciones, preocuparte de los que piensan los demás u ocuparte de cómo se siente tu hijo. Yo siempre elegiría lo segundo.
- Marcharnos: Dejar al niño solo o amenazarlo con hacerlo es una estrategia que puede venirnos a la cabeza, pero si lo piensas bien es tan ineficaz como cruel. Un niño que está teniendo una rabieta está sufriendo y nosotros como sus padres podemos elegir entre permanecer a su lado o hacerle sentir abandonado. La sensación de abandono puede hacer que el niño reaccione momentáneamente, pero a largo plazo hará que el niño se sienta asustado en situaciones similares aumentando la probabilidad de tener una rabieta.
- Intentar calmar al niño a toda costa: Es normal sentirnos angustiados cuando vemos a nuestros hijos sufrir durante una rabieta, pero intentar calmarlo a toda costa, repitiendo una y otra vez nuestro ofrecimiento a abrazarlos, pidiéndole que se calme o preguntándole si quiere un beso sólo va a conseguir que el niño o niña se ponga más nervioso. Lo que necesita es tiempo para encontrar la calma en su interior.
- Ignorar completamente al niño: Aunque no debemos reforzar la rabieta con demasiada atención, tampoco es recomendable ignorar por completo sus emociones o hacerle sentir ignorado. Permanecer a su lado sin hacerle sentir invisible va a ser mucho más eficaz.
- Ceder inmediatamente: Si accedemos a sus exigencias para calmarlo rápido, aprenderá que la rabieta es una herramienta eficaz para conseguir lo que quiere y comenzará a tener rabietas cada vez más frecuentes y difíciles de calmar.
Qué hacer si tu hijo tiene una rabieta en público
Cuando una rabieta se desata en un lugar público, lo más importante es centrarnos en nuestro hijo y no en las miradas ajenas. Algunas estrategias que pueden ayudarte:
- Respira y mantén la calma. Gestionar una rabieta de forma correcta es difícil porque todos nuestros sistemas de alarma se van a activar. Antes de reaccionar, tómate un segundo para respirar profundo y recordar que eres el adulto de la situación. Tu trabajo no es añadir más caos en este momento de crisis sino ser el faro en medio de la tempestad.
- Valida sus emociones. Puedes decirle: “Veo que estás muy enfadado porque querías ese juguete”. Esto le ayuda a sentirse comprendido y puede ayudarle a calmarse. Aunque generalmente estas muestras de empatía no son suficiente para detener una rabieta si pueden ayudar en algunos casos y hacen al niño sentirse querido y comprendido.
- Utiliza contacto físico si lo acepta. Un abrazo o una caricia pueden calmarle si está receptivo, aunque normalmente el niño o la niña no puede aceptarlos en ese momento.
- Reduce los estímulos. Si es posible, llévalo a un lugar más tranquilo donde pueda calmarse.
- Habla con frases cortas y firmes. “Entiendo que te enfada, pero no podemos comprarlo ahora. “
- Dale dos opciones dentro de los límites. “Podemos seguir comprando juntos o puedes ayudarme a elegir la fruta. ¿Cuál prefieres?”
- No prolongues la negociación. Si sigue gritando, mantente firme y espera a que se calme.
- Dale tiempo. Como has podido ver muchos de los puntos anteriores tienen una efectividad limitada y es que lo que más necesitan los niños cuando tienen un berrinche o una rabieta es tiempo. No siempre vas a poder ayudar en la forma que te gustaría, ni ser la solución mágica con la que los padres fantaseamos, pero siempre puedes ser paciente y demostrarle que puedes estar a su lado en sus momentos más difíciles.
Con el tiempo, normalmente entre los cuatro y cinco años de edad, los niños desarrollan suficientes conexiones en las regiones cerebrales que ejercen un control voluntario sobre la expresión de las emociones y de una manera progresiva las rabietas se vuelven menos frecuentes, duraderas e intensas hasta que desaparecen por completo.
¿Cómo puedo prevenir las rabietas en público?
Aunque no podemos evitar todas las rabietas, hay estrategias que pueden reducir su frecuencia e intensidad:
- Anticipa situaciones difíciles. Si vas a un lugar donde puede frustrarse (como un supermercado), explícale antes lo que esperar: “Hoy no compraremos golosinas, pero sí puedes ayudarme a elegir el pan”.
- Asegúrate de que esté descansado y alimentado. Muchas rabietas ocurren porque el niño tiene hambre o sueño.
- Dale pequeñas dosis de autonomía. Deja que elija entre dos opciones para que sienta que tiene cierto control.
- Refuerza el buen comportamiento. No soy partidario de premios ni recompensas, pero es importante reconocer los avances significativos. Cuando maneje bien una situación, reconócelo: “Me ha encantado cómo has esperado tu turno sin enfadarte”
- Se consistente. En mi experiencia uno de los mayores errores
Mi consejo personal
Como psicólogo he ayudado a muchas familias a saber cómo gestionar las rabietas de sus hijos de forma positiva y eficaz. Si realmente estás preocupado o preocupada por las rabietas de tus hijos y quieres aprender un sistema paso a paso para ayudarle a reducir la intensidad y frecuencia de sus rabietas puedes aprender con mi curso “Rabietas paso a paso“. En este curso que ya han tomado miles de padres te enseño estrategias prácticas de una manera clara y práctica con las que aprenderás cómo puedes mantener la calma, cuándo ceder, cómo acompañar las rabietas y estrategias paso a paso para reducir su frecuencia e intensidad.