Sois muchos los padres que me habéis escrito pidiendo que explique cómo podemos influir en nuestros hijos para que no se conviertan en los instigadores del acoso de otro niño. En este post, y dado que siempre me centro en niño pequeños, he querido cambiar la palabra acosador por abusón, porque normalmente no suele aparecer acoso como tal hasta los 7 ú 8 años de edad. Sin embargo, también es cierto que los niños que acosan a los 7, 9 o 12 años de edad suelen dar señales de que les cuesta respetar los límites de otros niños con anterioridad.
El hecho de que expreséis inquietud por este tema y leáis este post es uno de los factores más importantes de prevención; distintos estudios señalan que la actitud de los padres puede favorecer o frenar comportamientos de acoso. Posiblemente muchos padres de niños que abusan no se molestarán en leer este tipo de artículos. He elaborado estás recomendaciones basándome en los datos de este interesante estudio que revisa más de 1.000 investigaciones realizadas sobre el acoso escolar. En el estudio se señala que muchos niños que acosan a otros niños, tienen baja autoestima, pocas habilidades sociales (les cuesta llegar a acuerdos, valorar el punto de vista del otro), han recibido una educación demasiado permisiva o falta de límites (en lo que al respeto al otro se refiere), han desarrollado actitudes de desprecio hacia otros o han observado faltas de respeto en casa (o incluso han sido educados con mano dura).
En base a todo ello he elaborado estas estrategias intentando poner todo el cuidado para que sean útiles y toda la delicadeza que el tema requiere.
1. Solicita al colegio y al AMPA que tomen medidas frente al acoso escolar. No hace falta que ocurra un caso de acoso para que los colegios realicen labores de concienciación con los niños y establezcan protocolos antiacoso. La mejor manera de prevenir que un niño se convierta en el abusón de clase es que la escuela tenga actitudes firmes contra el acoso y que se pongan límites de raíz.
2. Cuidad en casa la actitud que mostráis frente a personas de otra cultura, raza o ideología política. Los comentarios despectivos “programan” el cerebro del niño para pensar que hay opiniones, costumbres, razas o sexos mejores que otros. Lo mejor que puedes enseñar a tus hijos es respeto.
3. Cuidad con especial atención las muestras de desaprobación que hacéis a vuestra pareja e hijos. Como hemos visto muchos niños que acosan han visto o vivido comportamientos de hostigamiento en su propia casa. Puede que a tus ojos de adulto ciertos comportamientos y comentarios parezcan inofensivos pero si implican despreciar las opiniones del otro imponer por la fuerza bruta opiniones o normas tendrán un calado importante en el niño. Todos los niños necesitan límites y normas, pero nuestra labor como padres es aprender a aplicarlos con convencimiento, paciencia y cariño, no con fuerza e intimidación.
4. Ayuda a tu hijo a desarrollar habilidades sociales, como pedir las cosas por favor, dar las gracias, mostrar desacuerdo de manera pacífica o controlar sus enfados con amor, cariño y paciencia. Puede parecer difícil pero aprender a pedir lo que quiere y decir lo que no quiere con educación y respeto le va a dar mucha confianza y va a evitar que tenga que recurrir a otras tácticas. Para conseguirlo lo más importante es que tú seas capaz de
5. No seas permisivo en las transgresiones al comportamiento social. Pegar un tortazo a otro niño puede parecerte cosa de niños. Meter los dedos en el enchufe también lo es, pero eso no quiere decir que sea inteligente no hacer nada al respecto. No se trata de echar una bronca tremenda a un niño de dos años que le quita un juguete a otro niño, sino en ayudar al niño a entender poco a poco que eso no es algo adecuado.
6. Pon límites con firmeza y cariño. Con frecuencia escucho que los niños no deben tener límites, sin embargo son muchos los estudios que demuestran que tal afirmación no es cierta. Existe toda una región del cerebro que se encarga de acomodar las normas sociales y que nos ayuda a conseguir nuestras metas de una manera adecuada. Cuando el niño crece sin normas claras se puede sentir perdido e inseguro. Por lo tanto, cuando ponemos un límite estamos ayudando al niño a desarrollar su confianza y autocontrol, dos habilidades muy importantes en nuestra vida cotidiana. Algunos padres simplemente se muestran perdidos a la hora de aplicar los límites con firmeza pero sin perder el cariño, aunque sabemos que todos los padres pueden aprender a poner límites con eficacia.
7. Refuerza la confianza de tu hijo. Muchos niños se enganchan al hostigamiento porque encuentran en esos momentos un alivio a su sensación de inseguridad. Sienten que son capaces de conseguir lo que quieren, que son admirados por sus secuaces. Para estos niños suele ser muy importante fortalecer su confianza por otras vías más adecuadas. Pasar más tiempo con ellos, dedicarles nuestra atención y ayudarles a desarrollar confianza a través del aprendizaje de asertividad o responsabilidades puede ser una estrategia interesante para atacar a la raíz del problema…una baja autoestima.
Atajar el acoso para que víctimas y acosadores no sean estigmatizados es tarea de todos. Enseñar a los niños desde pequeños a tener una buena autoestima, entender que todos tenemos los mismos derechos y que sean capaces de respetar las normas es el primer paso. Recuerda que somos los padres los que más influímos en la educación de nuestros hijos. No dejes pasar la oportunidad de reforzar la confianza de tus hijos, hacerles ver lo que es adecuado y lo que no y discutir el tema del acoso y los abusones, con ellos siempre que tengáis ocasión. Mostrar vuestra reprobación ante esos comportamientos puede ser lo que más les ayude!
Por Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres”
Totalmente de acuerdo la buena educación los límites de convivencia comienzan en el hogar,felicitole por excelentes consejos