Durante el embarazo tu bebé y tu habéis estado totalmente unidos. El aire que tu respirabas era el aire que tu hijo respiraba, tus comidas se convertían en su alimento y tu voz y tus latidos en la banda sonora de su vida. Cuando nació, vosotros dos ya erais una familia.
Durante los primeros meses habéis compartido los momentos más íntimos. Los baños, los masajes, las caricias, las risas, el pecho o biberón y las miradas os han hecho inseparables. Y de repente, llega el momento de separaros. Ese día en que de una manera oficial tu hijo y tu dejáis de ser uno para ser dos. Una madre que va a trabajar y un niño que se queda en casa o en la escuela infantil a cargo de alguien que no eres tú.
Para algunas mamás esa separación llega en el momento justo. Para otras, demasiado pronto. Algunas mamás comienzan su vuelta al trabajo con un sentimiento agridulce, otras con culpa, otras muchas desearían haberlo alargado un poquito más y algunas, las más afortunadas con un punto de ilusión por retomar otra parte de su vida y un poco de independencia. Pero todas con el corazón partido por separarse de su bebé.
Te podría decir que tu hijo necesita que estés con él todo el rato, pero no es cierto. Te podría decir que él o ella prefieres estar contigo, pero eso ya lo sabes. Te podría decir que los niños se desarrollan mejor si se quedan en casa hasta los 3 años, pero eso ni está demostrado, ni llega a tener sentido, porque los niños también disfrutan mucho de compartir su tiempo con otros niños. Tampoco te voy a decir que la separación puede ser dura al principio, porque creo que los dos lo sabéis. En lugar de eso te digo: No te preocupes. Lo estás haciendo bien.
– Tu hijo necesita que lo cuiden y prefiere que le cuides tú, pero estará feliz y bien atendido siempre que tenga alguien a su lado que lo cuide.
– Tu hijo necesita unos brazos que le sostengan si llora. Prefiere los tuyos, pero puede vivir y desarrollarse siempre que tenga a alguien que le sostenga si llora. Lo que le calma no son tus brazos sino la ternura que le transmites con ellos.
– Tu hijo necesita alimento. Seguro que prefiere que se lo des tú, pero sobre todo necesita comer cada poco tiempo porque está creciendo y su cuerpo lo necesita. Lo que le alimenta no es tu teta, sino la leche que sale de ella.
– Tu hijo necesita jugar. Prefiere jugar contigo. Pero también disfruta jugando con otros amiguitos, los abuelos o la persona que hayas elegido para cuidarlo. De todos ellos aprenderá cosas distintas.
– Tu hijo también necesita escuchar tu voz, ver tu rostro y sentir tus manos, tus besos y tu piel. Es esencial para su desarrollo. No te preocupes, aunque sea un poco duro al principio podrá esperar a que regreses y se los des con todo tu amor, siempre que tenga alguien a su lado que le cuide, que le quiera, que le sostenga, que le alimente y que juegue con él, mientras tú no estás.
Cuando llegues, como hacen todas las mamás, dale un gran abrazo, dale un beso, dile que le has echado de menos y dedícale toda tu atención. Eso le hará sentir único y especial.
Todas las familias (o casi todas) pasamos por lo mismo. Todos los niños (o casi todos), pasan por esa separación y se sobreponen al enrome cambio que supone para sus vidas. Pero durante esos primeros meses habéis hecho de vuestra unión unas raíces fuertes, sólidas y resistentes sobre las que podéis crecer juntos, aunque en algunos momentos estéis separados y os echéis de menos. Así que no te preocupes. Los dos estaréis bien. Lo estás haciendo bien.
Por: Álvaro Bilbao. Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres“
Me has hecho llorar. La culpa que yo he sentido con mis dos hijos por trabajar y no estar en casa dándoles mas tiempo y atención empezó en ese momento de acabar el permiso de maternidad. En mi caso, ha sido mucho más duro de lo que preveía.
El “lo estás haciendo bien” me ha llegado al alma. Gracias.
P.S: Me ha encantado tu libro. Muy útil.