Todos comenzamos las vacaciones Navideñas cargados de buenos deseos e ilusión. Sin embargo, a medida que pasan los días, los buenos propósitos pueden transformarse rápidamente en nervios, discusiones, peleas y frustración si los padres no tienen en cuenta las necesidades de los niños. Aunque imaginemos una escena típica navideña, las vacaciones son largas y a los días festivos, llenos de excitación y festejos (que a veces los niños no llegan a entender) les suceden un montón de días libres en los que los niños no tienen claro que pueden hacer. Si bien siempre defiendo que el tiempo libre es un tesoro para los niños, también he de decir que no todo puede ser tiempo desestructurado. Posiblemente la excitación y desorganización de los días festivos hace que en los días festivos las otras necesidades del niño estén cubiertas.
En estos 8 puntos resumo tanto las otras necesidades de los más pequeños como las medidas que pueden ayudar a cumplirlas. Es posible que los tres primeros días de vacaciones no notes las consecuencias del efecto Navidad, pero mantén estos consejos a mano porque la semana que viene estarás deseando echar mano de ellos.
1.Normas claras para los días de vacaciones: Cuando los niños nos ven más relajados y juguetones en casa pueden interpretar que las normas también se relajan y que pueden hacer lo que quieran. Es importante ser claros y explicarles qué reglas pueden relajarse (por ejemplo la hora de ir a la cama) y que reglas debemos seguir cumpliendo (por ejemplo que hay que cepillarse los dientes).
2.Tiempo libre…de calidad. Encender la tele puede ser muy tentador, aunque abusar de este recurso sólo va a sobreexcitar al niño. Si vuestros niños la tele yo os recomiendo que la dejéis para algún ratito después de comer (si ya no se echan la siesta) y dejéis la mañana libre para el juego libre. Para que la experiencia sea positiva, sólo hace falta dejar la tele apagada, poner algo de música relajante y dejar que los niños vayan sacando sus juguetes favoritos.
3.Espacio y movimiento: Sabemos que la convivencia en espacios cerrados entre niños pequeños aumenta su nivel de cortisol, la hormona del estrés. Por eso cuantas más horas paséis en casa, más probable serán las peleas y las discusiones. Por otra parte, el ejercicio físico ayuda a reducir el estrés y es una necesidad básica de la infancia. Una buena recomendación para evitar los efectos negativos del hacinamiento y la falta de ejercicio es simplemente salir a la calle. En estos días festivos salimos con los niños a media mañana para comprar el pan y nos aseguramos de que tengan una buena ración de parque para que trepen, salten y correteen a gusto.
4.Haz un calendario de Navidad: Para los niños es realmente difícil entender qué va a ocurrir durante los próximos días. Diferenciar entre Nochevieja, Nochebuena, Navidad o Año Nuevo es simplemente imposible para ellos. Con una pequeña ayuda visual su memoria prospectiva (la memoria de lo que va a ocurrir en el futuro) podré entender y anticipar los próximos días y estar preparado para ellos. Aunque pueda parecerte irrelevante, la verdad es que ayudar al niño a ubicarse reduce de una manera significativa el grado de estrés y conflictos en casa. Nosotros hicimos este calendario en el que además de los festejos “oficiales” hemos incluído otras actividades que hemos planificado desde el puente de diciembre. Así los niños pequeños saben cuándo pueden ocurrir las cosas importantes. Animaros. Se tarda media hora y ayuda mucho a los niños a estar más tranquilos
5.Repasa con ellos la noche de antes lo que va a ocurrir al día siguiente. Tener en mente lo que va a ocurrir al día siguiente puede ser realmente un salvavidas. Ayuda a los niños a interiorizar las rutinas, a estar preparados para la jornada y estar más tranquilos. Podéis planificar lo que váis a hacer en la mañana libre o decidir si queréis ir al parque de los toboganes o al parque
6.Tiempo fuera. Si las Navidades son confusas para los niños, para los padres pueden llegar a ser simplemente agotadoras. A las tareas cotidianas de cuidar a los niños y preparar la comida se juntan el cansancio de preparar los festejos, comprar regalos y trasnochar. Las discusiones en casa no solo aparecen por el cansancio de los niños sino también por el cansancio de los padres que hace que perdamos la paciencia con más facilidad. Ante toda esa frustración contenida hay un remedio mucho más practico que gritar y explotar…se llama Tiempo Fuera y no es una forma de castigar a los niños sino una estrategia eficaz para reducir las fricciones dentro de la familia. Destina al menos una mañana a la semana para dejar a los niños con los abuelos o a cargo del otro miembro de la pareja y aprovecha para darte un paseo, relajarte o hacer alguna pequeña compra. De la misma manera, si tenéis el lujo de poder contar con un apoyo aprovechad para hacer un plan de pareja sin niños. Destinar parte de vuestro tiempo a relajaros y conectar es una inversión para el que toda la familia esté más tranquila. Podéis ponerlo en el calendario y así los niños sabrán con tiempo qué tarde váis a dedicaros a vosotros.
7.Responsabilidades: Cuando el niño desempeña una responsabilidad se activa una zona de su cerebro que favorece el autocontrol, así como la sensación de satisfacción, ¿se puede pedir más? El año pasado asignamos a cada uno de mis hijos unas responsabilidades relacionadas con hacer sus camas, poner la mesa, recogerla y ayudar en la cocina. Por ejemplo, uno ponía los turrones en la bandeja, otro repartía el pan y otro se encargaba de doblar las servilletas. Estaban encantados de ser los “encargados” de sus tareas, y si veíamos a alguno que estaba especialmente chinchón, en lugar de regañarle le dábamos más responsabilidades.
8.Mi arma secreta: Seguro que más de una vez has soñado con un baño relajante en un día estresante, ¿verdad? Los estudios demuestran que un baño calentito relaja el cerebro, por lo que cuando veo que los nervios están a flor de piel y que todos necesitamos relajar los ánimos simplemente llenamos la bañera y aprovecho para quitarnos el baño de encima. En mi casa marca siempre un antes y un después. No solo lo utilizamos en Navidad sino en cualquier otra época del año. Infalible.