Cuando pregunto a un grupo de padres qué desean para su hijo, el 99% tiene la misma respuesta. Que crezca sano y que sea feliz. La felicidad es uno de los principales deseos de todo padre para sus hijos y, sin embargo, pocos conocen qué ingredientes lleva la receta educativa que permitirá a sus hijos ser felices tanto hoy como el día de mañana. Cuando a tí te educaron se sabía muy poco acerca de cómo ayudar a los niños a ser felices, pero en los últimos años, la psicología positiva y la neurociencia han encontrado muchos datos acerca de las claves que hacen que seamos más felices. Ya que estamos en un momento de buenos propósitos aquí tienes una lista con las 9 actitudes de los padres que más contribuyen a la felicidad presente y futura de los niños.
1. Que sea feliz en 2021
Si. Así de fácil. La infancia es la edad de la alegría, del disfrute. Si tu hijo no es feliz en 2021 difícilmente lo será en 2051 (cuando tenga más o menos tu edad). Una vida adulta feliz comienza aprendiendo la felicidad cuando somos niños. Disfrutad. Corred. Pasead por el campo. Cómprale ese juguete que tanto le gusta! Saltad. Haced cabañas. ¡¡¡Déjales ser niños!!! Y jugad…El juego estimula el contacto físico, ayuda al niño a aprender a establecer vínculos con sus padres y es un acto de disfrute en sí mismo. Si quieres que tu hijo sea un adulto feliz permítele que juegue libremente y disfruta jugando con él. Si el niño no juega de pequeño, no lo hará de mayor y sabemos que seguir teniendo la capacidad de jugar es una de las claves de las personas adultas altamente felices.
2. Dale mucho amor
El amor es al cerebro lo que el agua a una planta. Los niños que han sido queridos, besados, tocados, achuchados, cogidos en brazos, cuidados y escuchados crecen siendo adultos que se sienten seguros en el mundo. Cuando besas a tus hijos o les llevas al cole de la mano vuestro cerebro segrega oxitocina una hormona que une al niño con sus padres y le aporta amor y confianza. Vestirles, bañarles, llevarles al médico o hacerles la comida unen a padres, madres, e hijos, también genera oxitocina y les permite sentir que el mundo es un lugar seguro.
3. Dile que no
Está claro que si pensamos a corto plazo, todo niño sería más feliz si sus padres le permitieran hacer todo lo que le da la gana. Pero la ciencia ha demostrado que cuando nos hacemos mayores las personas más felices son aquellas que son resilientes, es decir ,que saben afrontar y superar los pequeños y grandes problemas de la vida. Educar a los niños para que sean resilientes puede ser difícil porque a veces los padres nos empeñamos en crear un mundo ideal para ver a nuestros hijos felices, pero como os digo, sabemos que eso no funciona. Los niños necesitan aprender a superar dificultades, barreras y frustraciones. Si quieres que tus hijos sean felices cuando las cosas no van a su favor no soluciones todos sus problemas ni colmes todos sus deseos. Y si está haciendo algo que en ese momento no toca…o que no es bueno para su desarrollo…símplemente dile que no. Ayuda a tus hijo a disfrutar los buenos momentos y también a afrontar las pequeñas y grandes frustraciones de la vida y les estarás ayudando a ser más felices y resistentes.
4. Cultiva el agradecimiento
Las personas más felices tienen el hábito de agradecer y sentirse agradecidos. El simple gesto de dar las gracias cuando tu hijo sale del baño cuando se lo pides y de enseñarle a decir gracias cuando le das una galleta contribuirá a aumentar su felicidad. Si además introduces una rutina sencilla como dar las gracias cada día por tener alimentos, un techo donde resguardarnos, por haber recibido la visita de la abuela o por haber podido jugar con un amiguito el sentimiento de gratitud se extenderá a la vida. Mi hora favorita para dar las gracias es la hora de la cena. Recuerda que no hace falta ser religioso para dar las gracias; sentirse agradecido es un sentimiento libre de todas las culturas y creencias y la realidad es que aquellas personas que son conscientes de las cosas buenas que ocurrieron en su vida son más felices.
5. Dale responsabilidades
Cuando nos ocupamos de nuestras responsabilidades nos sentimos más satisfechos y felices. La corteza cingulada anterior encuentra sentido y satisfacción en la vida cuando se esfuerza y tiene una misión. Puedes empezar por pedirle que tire su pañal al cubo de basura o que tire su ropa al cesto. Puede ir recogiendo su taza de desayuno, eligiendo su ropa o haciendo pequeños recados dentro de la casa. Ir dando al niño responsabilidades que puede asumir le ayudará a estar contento y saber que ocuparse de sus cosas es una fuente de satisfacción.
6. Comienza siendo tú feliz
Los niños son grandes imitadores. Mientras conversamos, mientras nos enfrentamos a nuestro problemas, el cerebro de los niños imita nuestra forma de ser para ponerla en práctica cuando tenga la oportunidad. Este contínuo ensayo general lo realizan unas neuronas que llamamos neuronas espejo encargadas de imitar todo aquello que observan. Si te muestras infeliz e insatisfecho con tu trabajo, con tu pareja o con la vida en general el cerebro de tus hijos imitará tu forma de entender el mundo. Si criticas sentirá que las personas son una decepción, si desconfías sentirá que las personas no son de fiar, si te preocupas aprenderá que el mundo está lleno de peligros. Si te olvidas de sonreir, disfrutar o vivir la vida con alegría tus hijos también lo olvidarán.
7. Educa en positivo
Los estudios han demostrado que educar en clave positiva ayuda a mejorar la autoestima de los niños. ¿Por qué les ayuda a ser más felices? Porque educar sin gritar le ayudará a crecer sin sentir de culpa. Porque corregirle sin perder los nervios le ayudará a crecer con calma. Porque el hecho de que tu le entiendas, le ayudará a entenderse a sí mismo/a. Porque enseñarle sin castigar le ayudará a saber corregir sus errores sin sentir miedo. Como ves no es magia, educar en positivo ayuda porque les ayuda a resolver problemas y conflictos sin dañar su autoestima.
Por Álvaro Bilbao – Autor de “El cerebro del niño explicado a los padres”
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